Las oficinas de Apple en Francia amanecieron revueltas. La policía francesa que vigila el antimonopolio visitó esta pasada semana la sede de la dueña de los iPhone, según informaba ayer mismo el periódico francés Les Echos. La visita ha sido la reacción proporcional de las autoridades a las denuncias presentadas por las tiendas minoristas independientes que venden productos de Apple y que ven como la compañía de la manzana ofrece mejores ofertas y descuentos superiores en sus tiendas oficiales. La confirmación oficial de los registros realizados llegaba hace apenas unas horas al citado periódico. Los propios inspectores de la agencia antimonopolio declaraban ayer que se habían confiscado distintos documentos de las oficinas de Apple en Francia para iniciar una investigación (necesaria) y determinar si la compañía opera en este país vecino mediante prácticas monopolísticas.
Pero esta no es la primera vez que oímos hablar sobre prácticas desleales. Ya a mediados de 2012, el principal minorista de Apple, eBizcuss, se declaraba en quiebra. Tanto es así que tuvo que cerrar sus quince tiendas en Francia y terminó por acusar a Apple, según informa Le Echo, de tres delitos flagrantes: abuso de posición dominante, abuso de de dependencia económica y competencia desleal. Ahí es nada. Al mismo tiempo, eBizcuss explicaba que por culpa de los descuentos extraordinarios que ofrecía Apple para sus propias tiendas, los distribuidores quedaron en clara desventaja. Los usuarios preferían comprar en Apple, porque la firma ofrecía descuentos más suculentos e incluso comercializaba los productos más punteros antes que nadie. Sí, las tiendas oficiales de Apple contaban en exclusiva con las primeras unidades del último iPhone o Mac que había salido al mercado. Así no es extraño que tiendas como eBizcuss, y quién sabe cuantas más, tuvieran que echar el cierre o estén al borde de tan fatídico paso.
La tiendas minoristas también se quejan de las políticas de Apple con respecto a los precios y a los descuentos que deben ofrecer los establecimientos. Esto deja atados de pies y manos a los comerciantes que intentan vender productos de Apple a mejor precio. No hay margen para los distribuidores independientes. Pero esto no es todo. Y es que los editores franceses también han emitido sus propias quejas a este respecto. El sector se queja porque Apple, a través de la iBookStore, ha tratado de elevar el precio mínimo de los periódicos digitales y revistas de forma unilateral y excesiva.
Con todos estos frentes abiertos, a Apple le tocará enfrentarse al gobierno francés y a lo mejor, aplicarse aquello del laissez faire para que el resto de comerciantes puedan seguir viviendo de la venta de esta clase de productos. De lo contrario, parece que no habrá vida posible después de Apple. De momento, la Autoridad de la Competencia no ha querido hacer declaraciones. Se espera que en los próximos días sea revelada más información sobre el caso, así como las posibles medidas a tomar por los responsables de esta investigación.
Y Google debería ser la siguiente, que todos estos grandes defraudadores de impuestos empiecen a verles las orejas al lobo y cambien su mal hacer en Europa.
Que parece que al ciudadano no le pasan ni un centimo pero a estas grandes compañias les permiten hacer de todo escudandose en la ingenieria fiscal (algo solo al alcance de las empresas) y leyes permisivas que hay que cambiar ipso facto.