moviles niños

Un teléfono móvil no es un juguete. Es una herramienta de comunicación. Como tal, es misión de los padres enseñar a sus hijos un uso responsable y precauciones básicas de seguridad. Son precisamente los padres quienes han de tomar la decisión de cuándo dar a los hijos el primer móvil. Los padres deben tener claro que el móvil es absolutamente necesario para ese menor concreto, y que no es un simple movimiento para acallarlo. Algunos padres se sienten más tranquilos cuando sus hijos van equipados con un teléfono, porque así­ piensan que pueden “tenerlos localizados”. Llegado el momento, la cuestión es qué móvil comprar al menor.

Al igual que sucede con muchos adultos, para los infantes y los adolescentes el teléfono es un sí­mbolo de estatus. La insistente petición del niño suele ir encaminada al objeto de moda, normalmente un smartphone de última generación, repleto de capacidades. Cuanto más inteligente y más prestaciones tenga, más riesgos conlleva. Los smartphones actuales en realidad son pequeños ordenadores de bolsillo, que pueden acceder a Internet y ejecutar todo tipo de aplicaciones. Como regla general, cuanto más sencillo y barato sea el móvil, mejor.

moviles niños

Cuanto menos avanzado sea, menos peligroso resultará para el menor. Si es demasiado caro y suntuoso, el niño puede acabar siendo ví­ctima de un robo. Además, la pérdida será menor si el teléfono se extraví­a o se rompe. A menudo, abuelos, tí­os y otros familiares bien intencionados pretenden regalar al niño un teléfono móvil. De hecho, muchos niños recurren a ellos cuando ven sus progenitores no están por la labor. En este punto, conviene consultar a los padres antes de realizar la compra, porque la decisión última sobre cuándo un niño está preparado para usar un móvil debe ser siempre suya.

Un teléfono móvil infantil no debe permitir realizar llamadas indiscriminadamente. Es necesario que tengan capacidad para programar unos seis números en memoria. Así­, para establecer la comunicación basta con pulsar una tecla (el 1 para mamá, el 2 para papá, el 3 para la abuela…) De hecho, hay modelos en el mercado que ni siquiera tienen un teclado numérico completo. A ser posible, tampoco conviene que el móvil pueda recibir llamadas de números de teléfono que no estén incluidos en la agenda. Los padres deben ocuparse de introducir los números admitidos en la agenda, y protegerla con una clave.

Un móvil infantil no debe tener capacidad de conexión a Internet, especialmente para niños menores de 14 años. De todos modos, los padres -que al final son quienes pagan la factura del móvil- siempre pueden limitar el acceso a Internet solicitando al operador móvil que active los controles parentales en esa lí­nea, por ejemplo, para que no pueda entrar en sitios con contenidos para adultos o no pueda realizar compras de juegos. Asimismo, conviene evitar aquellos modelos con comunicación inalámbrica por Bluetooth; permite intercambiar contenidos con otros niños, pero es una puerta abierta a los intrusos.

Es aconsejable enseñar al niño a hablar por el móvil a través del altavoz de manos libres, en lugar de acercándolo a la cabeza; la inmensa mayorí­a de los modelos ofrecen esa posibilidad. En cualquier caso, nunca viene mal que el terminal vaya acompañado de unos auriculares manos libres, que no sólo valdrán para escuchar música, sino también para atender llamadas.

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