Los coches que se conducen solos parecen sacados de las películas de ciencia ficción. Sin embargo, hoy en día ya hay automóviles conectados que circulan por las carreteras, cargados de sensores que ayudan a evitar accidentes de tráfico. Los ingenieros del IEEE (Institute of Electrical and Electronics Engineers) vaticinan que, para el año 2040, tres de cada cuatro coches en circulación se conducirán solos. Esos coches evolucionarán, de forma que el volante, el freno y el acelerador serán sustituidos por sensores y software. Cada año se producen 3.500 muertes por accidentes de tráfico en todo el mundo; en el 90 por ciento de las ocasiones, están causados por un error humano.
La tecnología puede ayudar a reducir esos accidentes. Por ejemplo, los sistemas de frenado automáticos disminuyen los choques en un 14 por ciento y los sistemas de comunicación entre vehículos pueden evitar hasta un 81 por ciento de los percances acaecidos al volante. Esos sistemas de comunicación entre vehículos facilitan el intercambio de información sobre el tráfico entre los coches y unas unidades situadas en los arcenes de las carreteras. Son muchas las ventajas de los coches conectados que se conducen solos; entre ellas destaca que reducen la peligrosidad de los conductores cansados, distraídos o discapacitados. Además, estos coches se pueden programar para que respeten todas las normas de tráfico locales. Así, los agentes de la policía y la Guardia Civil podrán destinar el tiempo de hacer cumplir la legislación a otras tareas.
Hoy en día los conductores malgastan 4.200 millones de horas al año en atascos; esto supone una semana laboral completa por cada persona que se desplaza al trabajo en automóvil. Los coches que se conducen solos resultarían más eficientes en ese sentido, porque la distancia de seguridad entre vehículos se puede reducir, de modo que cabrían más coches en el mismo espacio de las carretas actuales. Además, los tiempos de reacción son superiores y los accidentes en rotondas e intersecciones disminuirían. Y es que un tercio de todos los accidentes y una cuarta parte de los accidentes de tráfico mortales suceden en cruces. Los sistemas de comunicación entre vehículos servirían para planificar los movimientos de los automóviles en los cruces, de manera fluida y sin percances.
Todo esto se desprende de una completa infografía elaborada por InsuranceQuotes, un sitio web dedicado a la contratación y comparación de seguros, que intenta arrojar luz sobre cómo será el coche del futuro. Ahora bien, la seguridad y la eficiencia no son las únicas ventajas. Los coches conectados que se conducen solos consumen menos energía. Son más ecológicos, porque las paradas y los arranques se reducen. Además, si son eléctricos, van a permitir usar las infraestructuras de recarga de modo más eficiente. Aparte, su peso es menor; se calcula que de media pasaría desde los 1.800 kilos de los modelos actuales a entre 500 y 340 kilos. A menor peso, menor consumo; se estima que las emisiones de gases contaminantes descenderían un 56 por ciento.