Nokia Lumia 900 04

El agua es la peor enemiga de los móviles. De eso no cabe la menor duda, a no ser que tengamos en nuestro poder un teléfono equipado con una certificación especial, de las que lo protege de cualquier accidente fortuito como una caí­da en la piscina, la introducción accidental en la lavadora o una caí­da libre escaleras abajo. Lo cierto es que la gran mayorí­a de teléfonos móviles no están protegidos contra los perniciosos efectos de los lí­quidos, de manera que hay que tener especial cuidado a la hora de manejarlo en situaciones de riesgo. No obstante, en los últimos tiempos hemos captado el interés de algunas compañí­as como Nokia, Samsung o Apple por incorporar a sus teléfonos una tecnologí­a de protección contra salpicaduras e inmersiones fortuitas. Mientras no llega ese momento, Nokia ha ofrecido algunas instrucciones y consejos para rescatar y recuperar un Nokia Lumia que esté sufriendo las consecuencias de un chapuzón.

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La primera recomendación, obvia pero fundamental, es la de sacar el teléfono móvil que ha caí­do al agua lo más rápidamente posible. Aunque suene bastante lógico, es muy importante que el terminal esté el mí­nimo tiempo posible en el agua para evitar que el lí­quido penetre en los circuitos internos y se produzca un fatal desenlace. Una vez fuera del agua, tendrás que desmontar el teléfono: abrir la tapa y sacar todos los componentes que pueden ser extraí­dos fácilmente. Nos referimos, lógicamente, a la tarjeta SIM y a la tarjeta de memoria. Es una buena manera de evitar males mayores y peligrosos cortocircuitos. Llegados a este punto, los pasos fundamentales ya están resueltos. Ahora entramos en el proceso de curas para nuestro pobre Nokia Lumia recién bañado.

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El siguiente paso es el de secar el teléfono y todos los recovecos que estén a nuestro alcance. Las advertencias son claras: no hay que utilizar ni papel de cocina, puesto que podrí­a quedarse pegado en las partes más internas del teléfono. Contrariamente a lo que se piensa, tampoco hay que emplear un secador, puesto que el aire que produce podrí­a empujar pequeñas gotas de agua hasta el interior del teléfono. Nada. Hay que secar el teléfono con mucho cariño, utilizando una toalla o un trapo completamente seco. Se trata, pues, de hacerlo de la manera más tradicional y sin prisas. Antes de ir a dormir, además, tendrás que dejar el teléfono (con todos los componentes fuera) cerca de una superficie seca y caliente: por ejemplo, al lado del radiador. Otra opción interesante es la de sumergir el dispositivo en una bolsa llena de arroz o la de cubrirlo con una toalla para que cualquier resto de humedad quede absorbida en el tejido.

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Y aunque los efectos de la humedad son completamente nefastos para el buen funcionamiento de un terminal, es muy posible que todas estas acciones repercutan positivamente en la recuperación de tu Nokia Lumia. Cuando te despiertes por la mañana, saca el teléfono de la bolsa de arroz o desenvuelve la toalla para incorporar la tarjeta SIM y la tarjeta de memoria, que habrán quedado fuera de circulación durante toda la noche y que probablemente ya estarán completamente secos. Enciende el Nokia y comprueba que todo está en orden. Si es así­, el esfuerzo realizado habrá valido la pena, signo de que el agua no ha penetrado profundamente en los circuitos internos del dispositivo. Recuerda guardar siempre una copia de seguridad de todos los contenidos que tienes alojados en tu teléfono para evitar pérdidas doblemente significativas.

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