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Estamos en el año 2011 y Facebook ya tiene más de 600 millones de usuarios. Tan magna cifra puede generar tantos amantes como detractores, de manera que no resulta raro que surjan corrientes capaces de contrariar la propia dinámica de Facebook, o de defender a capa y espada todas las acciones que emprende la compañí­a de Mark Zuckerberg. Lo cierto es que por lo general, el servicio está gustando. Prueba de ello es que más de medio millón de internautas en todo el mundo respaldan la red social: se suscriben, comparten información con sus amigos, disfrutan de aplicaciones y juegos, se relacionan… No obstante, conviene tener en cuenta que en los últimos años Facebook y los suyos no han contribuido mucho a que la tónica general y la opinión pública les sea favorable. Ha sido gracias a las polí­ticas de privacidad, confeccionadas y modificadas a su antojo, en un favoritismo claro para con los anunciantes y en un interés escaso por defender a capa y espada la intimidad de los usuarios.

Mark Zuckerberg no ha hecho otra cosa sino dirigir multitud de cambios y dejar para el final las disculpas. Y es que el multimillonario más joven del mundo ha decidido llevar a cabo sus proyectos para luego justificar – ante la opinión pública – los cambios de privacidad y las meteduras de pata que se han reproducido a lo largo de estos últimos años. Tenemos que referirnos, básicamente, a los asuntos relacionados con la privacidad del sitio. Según recoge el medio All Things D, Mark Zuckerberg empezó a emitir sus disculpas desde el año 2006, cuando Facebook todaví­a no estaba despuntando y tení­an que aplicarse los primeros cambios. Aquellos que más tarde llevarí­an a este joven al estrellato. En aquella ocasión, el directivo anunció que las modificaciones podrí­an no gustar a todo el mundo, porque todo cambio es desconcertante. Se trataba de la primera apertura al público en general. Siempre que ha ocurrido, Zuckerberg se ha apresurado a llamar a la calma y a ofrecer disculpas con la boca pequeña para justificar sus propios e imparables progresos.

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La gestión de noticias o las listas cronológicas (al estilo de Twitter) siguieron generando polémica entre los usuarios. Los argumentos de Zuckerberg eran contundentes: «Consideramos que es lo mejor para Facebook, puesto que estar conectados con otras personas es el propósito de una red social». Los medios de comunicación empezaron a hacerse eco de las causas reivindicadas por los usuarios, de manera que pronto se extendió la fama de Facebook de ser poco precavida a la hora de cuidar este tipo de cuestiones.

En mayo de 2010 Facebook respondió a las crí­ticas en el Washington Post. En la editorial del periódico se justificaron los cambios con una excusa poco elaborada. Según el fundador de Facebook, mantener satisfechos a 400 millones de personas es un reto prácticamente imposible. «A veces nos movemos demasiado rápido», dijo. Y tan ancho se quedó. En los últimos tiempos, su discurso no ha variado. Cuenta que es el primero en admitir que se han cometido un montón de errores, pero también dice que no es posible controlar con quién compartes cada cosa con cada persona durante todo el tiempo. De hecho, vaya la bandera de la demagogia por delante, Zuckerberg llega a afirmar que Facebook ha hecho más cosas buenas que malas por la intimidad de las personas.

En los últimos tiempos, la red social más poblada del mundo se ha convertido en diana del ataque de los cibercriminales. No obstante, también se han descubierto cuestiones que ponen de nuevo en duda el respeto que tiene Facebook por la intimidad de los usuarios. El otro dí­a te hablábamos de la sencilla forma que tiene uno de saltarse la configuración de privacidad del usuario para arrebatarle las fotos, puesto que Facebook utiliza servidores externos para almacenar nuestras instantáneas. Al cabo de poco también se descubrió un nuevo agujero de seguridad que vulnera con creces el reglamento establecido.

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¿Y por qué más de 600 millones de personas se conectan a Facebook sin reparo alguno? Pues bien, lo cierto es que la herramienta ha revolucionado la manera de entender nuestras conexiones sociales. Más allá de esto, hay que recalcar que Facebook nunca nos lo ha puesto muy fácil a la hora de tener en cuenta nuestra propia configuración de privacidad. Mucho menos cuando en una ocasión – allá por 2009 – cambió por defecto la selección de todos los usuarios, haciendo que las fotos almacenadas se mostraran a todo el mundo y no solo a los contactos elegidos. Luego llegaron las disculpas y vuelta a empezar.

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