Los HA-FX30 de JVC son un par de intraauriculares muy sencillitos, con una carcasa de plástico disponible en plata, negro, azul, verde, naranja, rosa o rojo, precisamente los colores del iPod nano. Y si alguien le apetece llevar la contraria, también hay una edición especial en violeta. Están construidos en un plástico de buena calidad, atractivo con buena inyección. De todas formas, son económicos con lo que su resistencia al no debe ser sometida a grandes pruebas, porque se corre el riesgo de arrancar el cable.
Estos auriculares inernos disponen de un motor de 11 milímetros con imanes de neodimio, un tamaño razonable para lo que es habitual en el mercado, y que puede producir unos de graves potentes, aunque no tengan excesivo detalle. No importa. Su público objetivo es joven, incluso infantil, y no tiene gustos demasiado refinados desde el punto de vista del sonido. Lo que buscan son unos auriculares baratos, y que suenen. En ambas cosas cumplen. De hecho, pueden resultar un poco peligrosos cuando se utilizan en la calle.
Disponen de almohadillas creadas en una mezcla de gomaespuma, que el fabricante llama «espuma con memoria», y que se adaptan bien al canal auricular aunque de serie sólo vienen con dos tamaños. Este ajuste provoca una cierta reducción del ruido ambiental que puede hacer que el usuario no se de cuenta de los eventos de tráfico, por ejemplo al cruzar la calle con ellos puestos y la música alta.
Tienen una cable de 1.2 m, de manera que es posible llevar los auriculares puestos, y el reproductor metido en el bolsillo de los pantalones. Al extremo llevan un conector minijack chapado en oro. Nada más sacarlos del bolsillo están listos para usar, y no es preciso mirar para ver cuál es el canal correspondiente a cada oído, porque el canal izquierdo está identificado con un pequeño punto en relieve situado en el tallo de la auricular.
