Netflix, el servicio de alquiler de películas en línea, anunciaba el pasado martes día 12 una remodelación de sus ofertas. Como resultado, a partir de septiembre, deja de comercializar el plan combinado de vídeo en streaming ilimitado más un DVD al mes por 7,99 dólares mensuales (unos 5,6 euros). Solamente pueden contratarse por separado, de modo que una suscripción mensual de streaming ilimitado cuesta 7,99 dólares al mes y la opción de un DVD al mes vale 7,99 dólares.
En la práctica, el consumidor que quiera mantener esa combinación acaba pagando un 60 por ciento más. Esta nueva política de precios supone un cambio de estrategia; parece que la compañía quiere desincentivar los alquileres de discos para concentrarse en las películas en streaming. Actualmente, Netflix se autodescribe en su web como “un servicio de vídeo en línea” con el alquiler de películas en DVD como complemento.
Las nuevas tarifas han irritado a muchos consumidores. Muchos amenazan con darse de baja; por ejemplo, una encuesta de Geekweek señala que los abandonos serían del 35 por ciento de los clientes. Por el contrario, Darcy Travlos comenta en Forbes que la cancelación de suscripciones no va a tener un impacto significativo en las cuentas de la compañía; aunque los clientes estén temporalmente descontentos, es una excelente noticia para los accionistas de Netflix.
Los analistas apuntan diversos motivos para el cambio de estrategia. Para unos pesa la expansión internacional de la compañía a Latinoamérica y Europa. Para otros, los estudios de cine de Hollywood son los últimos responsables, que presionan a Netflix con licencias de contenidos cada vez más caras. Muchos de esos contratos están a punto de vencer, y renegociarlos va a costar mucho dinero.
Netflix debe reducir costes para hacer frente a los desembolsos por licencias de contenidos, y el alquiler de películas en DVD es menos eficiente que el servicio en streaming. Por cada DVD, la compañía debe tener la película físicamente y pagar por el transporte de ida y de vuelta. Esto supone unos costes de aproximadamente un dólar por DVD. Por el contrario, el coste de servir una película en streaming está entre 0,10 y 0,25 dólares por unidad, según comenta Tristan Louis en Businessinsider.