Llueve sobre mojado. Acaba de estallar un nuevo escándalo de obtención ilegal de datos geográficos personales. En este caso es la policía holandesa la que se encuentra en el candelero. Según la prensa local, habrían comprado a una tercera empresa grandes partidas de datos conteniendo la información sobre los trayectos realizados por miles de conductores que usan el conocido TomTom.
Si utilizaron esa información para localizar los puntos negros y arreglar las carreteras no pasaría nada, pero en realidad la emplean para colocar los radares de multas en los sitios más rentables. Los navegadores emiten información sobre la situación del usuario que es captada con permiso del fabricante pero con el desconocimiento del usuario por terceras empresas que a su vez comercializan estas bases de datos. Como para desmontar el cacharritos del coche y devolverlo.
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