Conforme el 3D va entrando en la vida de los consumidores, surge el problema de la compatibilidad. Las gafas 3D que se usan en las salas de cine 3D son distintas de las que se utilizan en los hogares. Dentro de casa, las que vienen con un televisor 3D suelen ser incompatibles con las de la tele de un amigo, y las del monitor 3D del ordenador pueden no valer para visionar una película en un proyector 3D.
Incluso dentro de las gafas 3D activas o de obturación, hay diversidad de tecnologías para comunicar las gafas con la pantalla. Estas gafas 3D activas requieren estar alimentadas, normalmente por una batería, para poder alternar entre la imagen correspondiente al ojo izquierdo y la del ojo derecho. Esto genera confusión entre los usuarios y acaba no compensando a las propias marcas de electrónica de consumo. Por eso la industria busca una norma común. Panasonic se ha aliado con XPAND 3D y otras compañías para crear el estándar M-3DI.
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