El gigante de las películas en alquiler ha tenido que firmar la quiebra según el capítulo 11, una fórmula existente en el mercado norteamericano que permite a las empresas solicitar la ayuda del gobierno y establecer una tregua frente a los acreedores. De esta manera, la directiva de Blockbuster espera disponer de tiempo para salvar lo poco que queda de la empresa que en estos momentos tiene una deuda de más de 1400 millones de dólares para unos activos de poco más de 1000 millones.
Como parte del proceso de reestructuración, la compañía se va a retirar de diversos países donde ahora tiene presencia, y va a cerrar más de 1000 de los 3000 establecimientos que tiene en los Estados Unidos, y probablemente ponga en la calle más de la mitad de la plantilla. En estos momentos los mayores acreedores de la compañía son Twentieth Century Fox Home Enterteinment, Warner Home Video y Sony Pictures.
Los de la empresa echan la culpa de su fracaso económico sobre todo al florecimiento del fenómeno del P2P, aunque lo cierto es que han tenido muy pocos reflejos. Mientras Blockbuster mantenía un negocio rígido basado en tiendas de ladrillo con alquiler de películas en medios físicos a precios elevados y con un sistema muy rígido de penalizaciones, otros, por ejemplo iTunes, han montado un negocio muy rentable alquilando series y películas en formato electrónico a buenos precios.
Los de Blockbuster han recordado a sus clientes que mientras intentan evitar el hundimiento de la empresa, los negocios van a seguir como siempre, y eso que el cambio que preparan es radical. Pretenden pasarse al negocio de los alquileres en línea, aunque tendrán que competir con todos los servicios online que han abierto en los últimos tiempos. Lo tienen complicado, sobre todo porque tras el proceso de reestructuración pretenden reducir la deuda desde casi 1500 millones de dólares a tan sólo 100 millones.
