Que 2,6 millones de descargas en 17 días sea una barbaridad, nadie lo discute. Pero pese a esto, el navegador Opera para iPhone (que ha sido el que ha logrado semejante poder de convocatoria) no ha logrado superar un crecimiento mayor del 176,1 por ciento, que cifran los creadores de la aplicación como índice para valorar la implatación como primer navegador en el iPhone por parte de sus usuarios. Viéndolo en cierta perspectiva, esto significa que pese a que la platea pedía a critos una alternativa a Safari, la fórmula no ha cuajado después de la fiebre inicial.
Y es que entre los días 13 y 30 de abril todos los usuarios que se sumaron al abordaje de Opera como futuro navegador predeterminado en la configuración de sus iPhones, hubo luces y sombras. Cierto es que el resultado inicial fue gratamente sorprendente: la navegación y carga eran más rápidas y ágile que con el programa por defecto del manzanófono; pero no tardaron en llegar problemas con la identificación y compatibilidad de algunas webs, que se eternizaban o, simplemente, daban error.
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