El Tribunal de Justicia de la Unión Europea se une al ya multitudinario coro de voces de empresas, instituciones y particulares que claman por la revisión de la legislación española que regula el canon digital. El organismo europeo acaba de dictar un informe en el que se cuestiona la legalidad de lo que algunos conocen como una versión moderna del derecho de pernada. Según este informe, ”˜el canon por copia privada sólo está autorizado a gravar los equipos, aparatos y materiales de reproducción digital que presumiblemente se vayan a destinar a la realización de copias privadas”™.
El informe continúa explicando que el canon español ”˜no puede aplicarse indiscriminadamente a empresas y profesionales que claramente adquieran los aparatos y soportes materiales para otras finalidades ajenas a la copia privada”™.
El informe forma parte de la documentación previa a la sentencia definitiva en el caso de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) contra la compañía Padawan. La SGAE reclamaba a esta empresa el pago de 16.759,25 euros en concepto de canon por copia privada de los CDs comercializados por Padawan entre septiembre de 2002 y septiembre de 2004. La sentencia en primera instancia dictada por un tribunal español fallaba a favor de la SGAE. Padawan recurrió la sentencia ya que consideraba que el canon no distinguía el uso que se daba a los soportes y, por tanto, contradecía la normativa comuntaria. La Audiencia Provincial de Barcelona, encargada de tramitar la apelación, solicitó al Tribunal de Justicia de la UE que mediara en el asunto y ayudara a interpretar la Directiva comunitaria de 2001 sobre los derechos de autor.
El resultado de esta mediación es el documento que pone en tela de juicio la aplicación del canon digital. Aunque, desgraciadamente, los informes del tribunal europeo no son vinculantes, si que se tienen en consideración a la hora de dictar sentencia y lo más probable es que la apelación se revele a favor de Padawan. El informe supone además un serio tirón de orejas para el gobierno español en el espinoso tema del canon y de las sociedades que lo gestionan, casi siempre de manera muy poco transparente.
Vía: El Economista