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Si no te gusta el canon digital, es porque eres demasiado zoquete para entenderlo. Esa es, contada de la manera burda que nos caracteriza, la opinión de Ramón Muntaner, director del área mediterránea de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Muntaner comentó, en unas declaraciones a COM Radio que «las iras de muchí­sima gente» hacia el canon se deben al desconocimiento ya que es un impuesto que al ciudadano medio «le cuesta entender y que por eso le cuesta pagarlo».

El director del área mediterránea de la Sociedad General de Autores y Editores comentó, a colación de la rebelión de las peluquerí­as catalanas que: «El nivel cultural en el que estamos en este paí­s seguramente, y por desgracia para nosotros, está sensiblemente por debajo del nivel cultural que otros paí­ses tienen, por muchos motivos».

Somos afortunados de tener a personajes como el señor Muntaner, que nos ayudan a entender este intrincado impuesto que nuestras pobres mentes son incapaces de procesar. De lo contrario podrí­amos caer en el error de sospechar que el cánon digital es una tasa primitiva, reaccionaria y desproporcionada que se aplica de forma pública pero se reparte desigualmente entre unos pocos por una entidad que no da cuentas a nadie, cuya gestión financiera es bastante poco transparente, y cuyo ánimo recaudatorio es voraz.

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Muntaner también comentó que las tarifas del canon en España son «sensí­blemente inferiores» a las de otros paí­ses. El representante de la SGAE mencionó el caso francés, paí­s dónde se cobran 700 millones de euros frente a los 300 que se cobran en España.

Decí­a mi madre que mal de muchos es consuelo de tontos, pero mi madre no entiende bien el canon, como tampoco deben entenderlo los representantes del sector tecnológico, de los consumidores, de las radios y de los hosteleros, así­ como expertos en internet y en protección de datos que, el pasado dos de febrero, pedí­an revisar el canon digital (a la baja) y limitar el papel de las entidades de gestión de derechos de autor ante la Subcomisión de Propiedad Intelectual del Congreso de los Diputados.

Va a ser que a los representantes de empresas como Google les pasa como a los peluqueros, que no entienden bién el canon. Si en el Congreso  hubieran llamado al señor Muntaner, se hubieran ahorrado esas largas horas de Subcomisión y debate. Si hay algo que tienen los directivos de la SGAE es que saben cómo hacerse entender y, sobre todo, cómo hacerse querer.

Ví­a: Público / EFE

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