El iPad de Apple fue presentado con una función que se antojaba interesante: la de lector de libros electrónicos. Steve Jobs se nos ha puesto gallito, y parece que se quiere pelear con todos los matones del recreo, ya sean los netbooks, las consolas portátiles de videojuegos, los reproductores multimedia, y ahora, los famosos Ebooks. Pero, ¿realmente resulta más funcional que estos dispositivos?
A su favor, el iPad cuenta con una pantalla de mayor tamaño que la mayoría de los lectores estándar (diez pulgadas en el cacharro de Apple frente a las seis o siete pulgadas que presentan el grueso de dispositivos pensados para leer libros electrónicos). No obstante, el gran enemigo de la operatividad del iPad está en su panel de retroiluminación. Al ser LED, la luz emitida hace mella en la vista del lector, al tiempo que castiga la batería. Los Ebooks, por su parte, tienen paneles de tinta electrónica; no emiten luz y, por tanto, favorecen una lectura más prolongada, al tiempo que permiten una autonomía más amplia.
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