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Los plasmas de Panasonic no van a resultar muy populares después de lo que relata el enojado autor del blog barnikel.com. Su caso es el de un cliente sometido a la kafkiana polí­tica de las garantí­as de productos electrónicos, que en este caso le han dejado con un palmo de narices y un plasma de 42 pulgadas customizado. Tras advertir una mancha en uno de los extremos del panel, lo llevó al servicio técnico, donde le indicaron que el panel se habí­a quemado y la mácula no era otra cosa que el logo de Antena 3.

Cuando insiste en que lo arreglen por estar dentro del periodo de garantí­a, los responsables del servicio técnico le sirven una nutritiva negativa en bandeja, aludiendo a un uso indebido del aparato por parte del usuario (Antena 3 no es un canal para tirar cohetes, pero de ahí­ a que verlo suponga un uso indebido del televisor va un trecho). Quién sabe. Quizás Panasonic tiene acciones de Telecinco.

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Pero ahí­ no acaba el excelente servicio postventa de Panasonic. Dado que la incidencia se marca fuera de los lí­mites asumibles por la garantí­a, para recuperar el aparato su dueño tuvo que abonar los costes del servicio de transporte de vuelta. Y por si fuera poco, al recibir de nuevo el televisor, marcado a fuego como si de la ganaderí­a Grupo Planeta se tratase, además de la mosca de Antena 3 se podí­an divisar las barras laterales que adaptan el televisor al formato 4:3. No sólo se niegan a arreglar la pantalla; no sólo obligan al dueño a pagar los portes; además, la recibe de vuelta con más defectos. De cualquier modo, estas marcas acabaron por desaparecer.

El problema es que parece que no es el único caso, y que ya hay varios casos similares que hasta ahora no pasaban de ser casos muy particulares y que, a golpe de foro, está amplificando la escasa calidad de un producto ya de por sí­ devaluado por sistemas más avanzados y fiables. En Panasonic se encongen de hombros y no sólo no aportan soluciones, sino que se reafirman en la responsabilidad de los usuarios damnificados.

He aquí­ pues otro gran motivo para pasar de largo ante los televisores de plasma. Además de ser más contaminantes y consumir más energí­a, corremos el peligro de que se queden impregnadas las imágenes más vistas, como si de un daguerrotipo se tratase. Pero podrí­a haber sido peor. Puede que el usuario se quedase dormido con la programación local de madrugada en fin de semana. Y ahora explica el cuadro que se habrí­a impregnado en el panel.

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