Para hacerse con el Loewe Connect 42 FHD+ hay que tener las cosas bien claras, porque se trata de una de esas pantallas altamente configurables. Hay que decidir previamente si se quiere acabada en plata o en negro brillo, y una vez elegida la carcasa, habrá que decidirse por uno de los múltiples pies y soportes que ofrece el fabricante. El ejercicio de estilo no acaba ahí. También hay que pensarse que tipo de electrónica se desea en el interior porque ésta es una pantalla LCD de alta definición, que incluye un sintonizador de televisión digital terrestre compatible con la alta definición, pero es posible conectarle una tarjeta de satélite opcional que puede ser sencilla, o doble para aquellos casos raros que tengan dos parabólicas en el tejado. La versión básica del televisor viene de serie con una toma USB capaz de reproducir fotografías y música MP3. Y no se trata de una capacidad más. Incorpora programas específicos para cada reproducir cada tipo de fichero.
Ésa es otra de las virtudes de esta pantalla de Loewe. Tiene un sistema de menús cómodo, agradable, bien diseñado, pensando con lógica. Al primer vistazo sabes dónde ir y cómo hacerlo, y el camino siempre es corto y sin complicaciones. Quien quiera la pantalla sin más adornos, podrá adquirirla por 2300 euros. Pero puede ser más. Puede incorporar un software MediaPlayer, capaz de administrar los archivos multimedia almacenados en una red doméstica. Además incorpora una tarjeta de red multifunción que se puede conectar a la red doméstica por cable, de forma inalámbrica, y a través de la instalación eléctrica. Claro que en este caso la inversión alcanza los 2800 euros. Bien pensado no es demasiado dinero. Los críticos de la marca deberían pensar que siempre resulta mucho más caro comprarse un Mercedes, un BMW, o un traje de un diseñador prestigioso.
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