Desde hace tiempo se ha especulado con la introducción de diversas tecnologías basadas en el hidrógeno para sustituir a las actuales baterías de litio. La razón es evidente: pese a que los materiales empleados (como el coltán) agilizan la eficiencia energética de portátiles y teléfonos móviles, el rendimiento de éstos últimos ha sido hipertrofiado por prestaciones (pantallas táctiles, reproductores multimedias, conexiones inalámbricas) que exprimen la energía a un ritmo endiablado, obligando al usuario a recargar con una frecuencia impensable para el propietario de un terminal hace tan sólo dos años.
Es por ello que desde Toshiba ya han puesto en marcha la produccion, en fase de pruebas, de un sistema de alimentación energética externa mediante metanol (una sustancia líquida seminaural inflamable y muy calórica). La apuesta inicial del fabricante japonés es la distribución de recargas independientes al terminal que proporcionen una autonomía de unas cinco horas a los dispositivos que las usen. Más adelante, la propuesta iría más allá, sirviéndose de fórmulas mixtas en la que conviva el repostaje con la sustitución de unidades de batería incrustadas en el aparato.
Lo que en principio se presenta como una solución cómoda y limpia, parece que no las tiene todas consigo, al menos en su fase beta. Para empezar, el metanol es, como ya se ha mencionado, inflamable, muy inflamable. Después de saber que a ciertos aparatos no hace falta tocarle mucho las palmas para que se echen a bailar, provoca ciertos recelos acerca de la seguridad que puede imprimir un dispositivo que produce, básicamente, calor en posible contacto con un combustible que es fácilmente prendible.
Por otro lado, hay quien apunta a la escasa producción de residuos procedentes del metanol. Este tipo de alcohol produce dioxido de carbono, aunque los estudios realizados revelan que el volumen de gas que produce lo sitúa como una energía limpia por el bajo nivel contaminante que genera. Eso sí, la implantación de la tecnología del metanol tardará en imponerse, ya que la fase de pruebas que dará comienzo en un par de meses ha arrojado datos nada halagí¼eños para el bolsillo del consumidor: el reciclaje de terminales hacia los que ya incorporen baterías de este tipo supondrá un desembolso de hasta 450 euros. Por ahora, mientras no se estropee el móvil que tenemos, habrá que pensarse la propuesta de Toshiba.
También hay que decir que este lanzamiento se viene anunciando y posponiendo repetidamente en los últimos meses, algo me dice que cada vez nos acercamos más al final del camino.
¨ ya que la fase de pruebas que dará comienzo en un par de meses ha arrojado datos nada halagüeños para el bolsillo del consumidor¨
Ven el futuro? que interesante…
Como si no tuviesemos bastante con la contaminación de vehículos, fábricas, hogares…
Metemos a los aparatos eléctricos y ya si que nos cargamos el planeta de una p&#@ vez.