El 14% de los turistas españoles revisan su e-mail incluso cuando viajan fuera por vacaciones. Cada vez más hoteles y aeropuertos del mundo se han equipado de conexión inalámbrica a Internet para sus clientes. Lo malo es que, en la mayoría de estos sitios, han entendido que ofrecer WiFi forma parte de su negocio. Y, como veremos ahora, menudo negocio.
Las ciudades europeas se llevan la palma en este sentido. Con Madrid y Barcelona ocupando dos posiciones destacadas en este ranking nada prestigioso. Según la encuesta realizada por el portal de viajes Expedia, estas dos ciudades españolas están entre las más caras de las diez ciudades del mundo estudiadas.
El estudio ha recogido información de hasta 70 espacios WiFi de los diez destinos más solicitados en Expedia. Una muestra bastante reducida, que nos dará una vaga idea de lo que podremos encontrar cuando salgamos de casa. Pero que refuerza lo que ya conocemos en primera persona gracias a nuestros viajes por el mundo.
Este estudio refleja que los hoteles con menos categoría, los de menos de dos estrellas usan la conexión WiFi gratuita como reclamo para sus clientes. Sin embargo, los de cuatro y cinco estrellas pueden llegar a cobrar hasta 21 euros por cada hora de navegación. Todo un lujo.
Venecia es la capital europea más cara, con una tarifa media de 7,40 euros por hora. Madrid y París siguen a la capital de los carnavales, con una media 6,30 y 5,80 euros respectivamente. Barcelona y Amsterdam también quedan en evidencia ante Nueva York y Florida, las ciudades más baratas del mundo, con medias de 2,30 y 0,90 céntimos respectivamente. Estados Unidos pues, se consolida todavía como el país más libre en acceso WiFi. Aunque en algunos hoteles de aquel país ya empiezan a imitar el modelo europeo de cobrar por la conexión a sus clientes.
Para evitar sustos en las facturas, Expedia recomienda reducir estrellas del hotel que vayamos a elegir. De hecho, según la tabla comparativa, la mayoría de hoteles de dos y tres estrellas disponen de conexión WiFi gratuita. Conviene informarse antes de reservar la estancia y tratar de llegar a un acuerdo con el establecimiento, sobre todo si vamos a quedarnos en el hotel durante un largo período de tiempo. Eso o buscar alternativas de WiFi gratis en ciudades como Barcelona. Eso sí, con grandes restricciones.
Y a los dueños de los hoteles, sólo recordarles lo que pasó en su día con las llamadas telefónicas. Empezaron a cobrarlas a precios de lujo. Y ya nadie las usa. ¿No se dan cuenta de que lo mismo ocurrirá con el acceso a Internet? Si no cobran por el jabón de la ducha, por ver la tele o por la almohada, ¿por qué cobran por un WiFi compartido? Dejen de ver Internet como un privilegio, como un lujo. Y piensen que cada vez más gente quiere disfrutar de su uso.
Fotos de: Ann Althouse, jtosh y juicyrai
Como pequeño hotelero de un alojamiento rural, estoy de acuerdo en uno de los puntos de los que se indica. Hay que ofrecer una conexión Wifi como un servicio mas y sin precios desorbitados que restrinjan su uso. En nuestro caso particular sí ofrecemos de forma gratuita la conexión, ya que nos resulta un reclamo más para mejorar nuestro negocio. No obstante esto tubo que realizarse con una inversión inicial que aunque quisiéramos cobrar por el servicio, no podríamos amortizarlo en varios años, y eso sin contar con el gasto mensual del ADSL que nos supone.
Por otro lado también tiene que ver el libre acceso; está claro que es necesario controlar este acceso tanto por capacidad de descarga como por clave de acceso, ya que si todo el mundo pudiera acceder libremente incluso no siendo clientes y descargarse películas u otros archivos, el servicio pasaría a ser muy limitado o nulo para los que ya se alojan en el Hotel. Por eso en nuestro caso se restringe la capacidad de descarga para que solo sirva la conexión para visitar páginas, ver correos, mantener conversación o incluso descargar pequeños archivos y también se da acceso mediante una clave personalizada a cada cliente que lo solicite. Entiendo que Hoteles de gran capacidad controlen también mediante el cobro de alguna tarifa siempre que no sea abusiva.
El hotelero en un principio solo está obligado a ofrecer el alojamiento ofreciendo cama y WC y a partir de ahí ofrecer bien cobrando o de forma gratuita por los consumibles y servicios prestados. Esto debería de alguna forma corresponder con lo que el cliente paga por ello, al igual que también como se comenta, sea valorado por el número de estrellas. No es lógico que mientras pequeños hoteles hagan grandes esfuerzos por ofrecer no solo este servicio, sino también otros de una forma más cómoda para el cliente, otros con más recursos hagan uso abusivo del mismo. Poniendo un ejemplo, un Hotel donde el precio de una habitación suele alcanzar los 200 euros, te cobraría fácilmente por un café unos 6 euros, siendo el mismo café o peor que el que ofrecemos por 50 céntimos; pero este como otro de los servicios no influye en las estrellas que pueda tener el Hotel. Está claro que nunca nos compararíamos con un hotel de esas características, al igual que tampoco esos hoteles se pueden comparar con uno como el nuestro, porque son dos cosas totalmente diferentes.