iQue Grill es la madre de todas las barbacoas. Un invento de la empresa estadounidense Blue Ember Grills, que se presenta como una barbacoa con música y ordenador de a bordo. Una máquina que lleva preprogramada la configuración para cocinar muchas de las recetas típicas de barbacoa. Pero no acaban ahí sus cualidades. iQue también lleva equipo de música, termómetro digital y medidor de combustible. Para que no falte de nada. Y es que iQue se puede tunear a gusto del dominguero más exquisito.
Entre los extras, se encuentra la posibilidad de equiparla con un equipo de música. Un equipo opcional, del que todavía no se conoce el precio. Pero que se incluyó, según su diseñador, con el objetivo de mejorar la experiencia en la cocina y entretener mientras se hacen las chuletas. Este equipo, lleva un lector de CD y un sistema de sonido estéreo.
Esta barbacoa cuenta con un ordenador preparado especialmente para cocinar. Nos da la posibilidad de programar desde el tiempo de asado, hasta la temperatura a la que queremos nuestra carne. Para ello lleva un termómetro incorporado, que al introducirlo dentro de la carne, medirá la temperatura de ésta. Cuando alcance esa temperatura, dará el aviso para que retiremos los alimentos. Pero no se quedan ahí las funciones del ordenador. Al ser una barbacoa electrónica, es capaz de detectar cuándo se le acaba el combustible.
También incorpora un cubo para el hielo, donde podremos poner a refrescar las bebidas. Una lámpara infrarroja que dará el tono rojizo a la carne. Y un depósito para madera. Esta barbacoa electrónica no necesita fuego ni madera para funcionar, pero debido a que la madera proporciona un sabor determinado a los alimentos, podremos poner la madera que queramos en ese depósito, la barbacoa la quemará y añadirá el sabor a los alimentos que estemos cocinando.
Además la empresa nos proporciona en su página web un tutorial para que aprendamos a utilizar todos los componentes de la barbacoa. Sin duda, una barbacoa muy completa. Es un producto costoso, 643 euros, pero no caro, ya que la barbacoa vale lo que cuesta.
Vía Bornrich