Uno de los primeros fallos del iPhone tenía un nombre propio: la entrada de auriculares. Cumple el estándar de 3,5 milímetros, sí. Pero su forma ahuecada impedía que muchos auriculares no fabricados por Apple no entrasen del todo, y por lo tanto no sirviesen para nada. Pues bien, la firma Griffin Technology tiene una solución: un adaptador que cuesta 10 dólares (unos 7 euros).
Enchufamos nuestros auriculares de 3,5 milímetros a la parte trasera del adaptador, conectamos éste al agujero de la discordia y asunto resuelto. Así de sencillo. La buena noticia es que puedes pagar por Internet y que te lo envíen por correo desde Estados Unidos. La mala: al precio hay que añadirle unos 40 euros más por los gastos de envío. Es lo que tiene «cruzar todo el charco» hasta España.
Vía: geeksugar
quiero esos adaptadores