Un bebé es impredecible, por lo que retratarlos puede convertirse en algo muy difí­cil. Pero también son muy curiosos, y ésa es la mejor arma que podemos usar: captar su atención.

Es útil tener un ayudante, conocido por el bebé (padre, madre, hermanos”¦), que se sitúe detrás del fotógrafo y que haga todas las monerí­as necesarias para que el bebé mire hacia el objetivo y sonrí­a.

Tenemos que asegurarnos de que no se distraiga con otra cosa. Por ello es importante situarlo en un espacio no muy amplio y de un solo color: un sofá, una manta, la cuna”¦ El fondo debe ser simple: lo importante es el bebé.

íNGULOS Y LUZ
Podemos probar varios ángulos, pero es importante estar a la misma altura del suelo que el bebé, agachándonos si es necesario. Y acercarnos, usando el zoom, para captar lo importante, que es el niño o niña.

Lo mejor es usar luz natural, aunque en interior podemos usar el flash moderadamente. En exterior, lo mejor es buscar dí­as nublados. El sol provoca sombras pronunciadas en el rostro y ojos forzados.

CAPTAR EL MOMENTO
Hay que elegir el momento del dí­a en que el bebé suele estar más contento y expresivo. Así­ podremos captar mejor sus emociones, especialmente cuando rí­e.
Es interesante probar a incluir a un familiar adulto en la foto, sosteniéndolo en brazos. O hacer una foto de grupo con varios bebés. Claro que, en ese caso, el trabajo del ayudante se multiplica.

 

 

 
Añadido al truco…

«RETRATOS DE BEBÉS».

Ya sé que el chico de las fotos de arriba es el tí­o más guapo del mundo… Pero, por cortesí­a de Troy, querí­a añadir este pequeño detalle de como algunos padres consiguen una buena foto del chico.

No sé lo que más me impacta, lo impresionante el alien que se sale del pecho o la cara de susto que se le ha quedado al chaval.

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