Project Bloks

Cuando éramos pequeños y nos preguntaban qué nos gustarí­a ser de mayores, muchos respondí­amos que astronautas. En la era de las aplicaciones, no serí­a extraño que alguno de los renacuajos nacidos en el nuevo siglo tengan muy claro que quieren dedicarse a programar. De ahí­ que en el mercado de aplicaciones podamos encontrar algunas propuestas interesantes para que los más pequeños de la casa aprendan a manejarse con el código. Google no podí­a quedarse atrás, así­ que la compañí­a de Mountain View ha puesto en marcha un proyecto llamado Google Bloks al que tú y tus hijos podéis apuntaros este verano. Se trata de conseguir que la tarea de programar se convierta en algo tan sencillo como un juego y que, además, este sea apto para niños. Pero, ¿en qué se basa el proyecto y quiénes pueden acceder a él? El proyecto ha sido desarrollado en colaboración con investigadores de la Universidad de Standford y una compañí­a dedicada al diseño llamada IDEO.

En principio, Project Bloks es un ecosistema basado en una serie de módulos inteligentes que pueden combinarse y conectarse a través de distintas configuraciones que modifican el resultado de la programación. Los bloques con los que los niños se encontrarán tendrán la capacidad de encender el WiFi, apagarlo o activar el Bluetooth en sus dispositivos. Los responsables del proyecto, Steve Vranakis y Jayme Goldstein, han explicado que el sistema de programación que quieren enseñar se basa en algo fí­sico – también denominada programación tangible – de modo que los niños pueden aprender como si estuvieran usando un juego de piezas de construcción de madera. Algo a lo que están mucho más habituados. Los juegos de trenes funcionaban de una manera parecida, de modo que al eliminar carriles, puentes y otras piezas, la trayectoria de los trenes quedaba totalmente modificada. Las opciones eran múltiples y variadas. Lo mismo ocurre con la programación.

Project Bloks

Pero los bloques del proyecto de Google no son metálicos, ni de madera. Son inteligentes y virtuales, de modo que aunque tienen un funcionamiento muy fí­sico, son capaces de poner en marcha experiencias virtuales. Esto se consigue gracias a que existen tres componentes clave: el cerebro o Brain Board, la base Base Board y los Pucks, que no son otra cosa sino las instrucciones que permiten a los distintos elementos moverse, pararse, saltar, abrirse o adoptar otras formas y colores. Los Brain Board son sensores que leen las instrucciones proporcionadas por los Pucks, mientras que el Brain Board se encarga de comunicarse a través de WiFi o Bluetooth con los teléfonos inteligentes o tabletas. De este modo, los niños (y los adultos que también quieran aprender mientras se divierten) podrán intercambiar todos estos componentes para diseñar experiencias únicas.

La idea es ponerse en marcha para trabajar con educadores, de modo que el proyecto pueda exportarse a las aulas y formar parte de los proyectos educativos de los alumnos que quieren dirigir su carrera hacia el terreno de la programación.

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