Uno de los puntos que Microsoft ha querido mejorar en su nuevo sistema operativo Windows 8 es el de la navegación. La inclusión de una versión previa de Internet Explorer 10 es una apuesta clara de la compañía estadounidense por la simplicidad a la hora de navegar, con una reducción al mínimo de los menús y una orientación evidente hacia los entornos táctiles que pueden no casar del todo con la experiencia que espera un usuario que utilice habitualmente un ordenador. A pesar de ello, se trata de un concepto renovado que puede no resultar del todo evidente. Por ello te presentamos algunas de las funciones nuevas que hemos encontrado a la hora de utilizar este navegador, y que iremos completando con los trucos y consejos que enviéis a través de los comentarios.
Windows 8 beta cuenta con dos navegadores, el que está dentro del escritorio y que no aporta grandes novedades respecto a Internet Explorer 9 y la app de Internet Explorer 10 que encontramos en uno de los ladrillos de la interfaz principal Metro (evidentemente, esta pequeña guía de consejos es sobre la app). Lo primero que llama la atención del navegador de Internet Explorer 10 es que se eliminan todos los elementos del menú hasta que apretamos el botón derecho de ratón. En los laterales de la pantalla tenemos dos flechas para poder navegar hacia atrás y hacia delante. Una de las teclas útiles del teclado que podemos utilizar para aligerar la navegación es apretar la tecla «delete o retroceso» cuando queramos volver a la página anterior que estábamos visitando. Al apretar el botón derecho del ratón fuera de un campo de texto nos encontramos con el menú de Internet Explorer 10.
En la parte superior se organizan las pestañas que tengamos abiertas. Desde allí podemos abrir otra pestaña nueva. Basta con apretar en el icono «+» que aparece en la parte superior derecha y automáticamente aparecerá una nueva pestaña en en negro. Con el icono de los tres puntos suspensivos podemos elegir entre abrir una nueva pestaña con el modo privado activo (es decir, se evita que nuestra navegación pueda ser rastreada por las empresas de publicidad y no se deja rastro de la sesión en el historial) o bien cerrar todas las pestañas que tenemos abiertas.
Una de las grandes novedades con la que nos encontramos en este navegador es que la barra de direcciones está en la parte inferior. Cuando abrimos una nueva pestaña y empezamos a escribir una dirección, en la pantalla en negro superior (como se puede comprobar en la imagen) aparecen en forma de ladrillos las páginas que hayamos visitado y que coincidan con la escritura, de manera que se puede acceder de forma rápida a las páginas más visitadas. En la parte inferior nos encontramos con tres opciones en la parte inferior derecha. La más interesante de las tres es la que tiene la forma de chincheta, y que nos permite anclar la página favorita al menú de ladrillos de la interfaz de Windows 8 (algo realmente útil). La tecla de la herramienta nos presenta la opción de búsqueda y también la de ver la página que visitamos en la versión de Internet Explorer para escritorio.
En definitiva, nos encontramos ante un navegador en el que la sencillez se ha llevado al máximo y que todavía tiene que desarrollarse para llegar a ser una herramienta de navegación completa. Eso sí, resulta una apuesta bastante atractiva a priori ya que se eliminan los elementos que puedan entorpecer la navegación. ¿Qué os parece el nuevo navegador de Windows 8?
Para llevar a cabo este artículo hemos utilizado un portátil Acer Aspire Ethos 8951G, uno de los portátiles más potentes que hay en el mercado y que cuenta con un procesador Intel Core i7-2630QM con cuatro núcleos de procesamiento y una potencia de 2 GHz por núcleo. Además, este equipo tiene 16 GB de RAM y una tarjeta gráfica Nvidia GeForce con 2 GB de memoria dedicada.
