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Hay inventos que comienzan con una buena idea. Pero algo, no se se sabe muy bién el qué, se tuerce en el camino y acaban saliendo cosas como ésta. Se llama Stationary Bike Blender kit y es un conjunto de piezas que permiten convertir nuestra recia bicicleta de montaña en una bici estática-batidora. La idea detrás de todo este asunto es que nos despertemos con nuestra sesión habitual de Trance minimal de la última rave y, tras asear nuestra rastas y ducharnos con jabón chimbo, nos preparemos un batido con leche de soja y frutita proveniente, por supuesto, de cultivo ecológico.

El Stationary Bike Blender kit incluye un soporte que se puede acoplar a prácticamente cualquier bicicleta de montaña con ruedas de 26 pulgadas o a modelos mixtos de 27 pulgadas. La anchura máxima del paso de rueda debe ser de 2,25 pulgadas. Una vez montado el invento advertimos el primer problemilla. La batidora está detrás nuestro así­ que, o nos agenciamos una novia ecologista que nos controle el tinglado mientras pedaleamos, o hacemos el batido a ojo. Al menos es mejor que acabar con una luxación de cervicales de tanto mirar para atrás. No sabemos si la cosa se podrá solucionar con un espejo retrovisor.

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Una vez hemos disfrutado de nuestro eco-batido, llega el momento de salir a trabajar en nuestra bici, pero resulta que el Stationary Bike Blender kit es precisamente eso, “stationary”. Desde Peddler”™s Wagon, que es la web que lo vende, aseguran que es muy fácil de desmontar con herramientas básicas de bicicleta. En otras palabras, que no te estreses y disfrutes de los ratitos que vas a pasar montando y desmontando el invento, aparte de lavándolo. La única opción es acoplarlo a una bici que no vayas a sacar a la calle y, francamente, 1,5 metros de largo se me antoja excesivo para una batidora, por muy ecológica que sea.

Terminamos nuestra oda a la vida natural con el precio: 249 dólares (187 euros) sin incluir la bici. Vamos, que se trata de un producto enfocado a ese colectivo que conjunta sus rastas, sus manis contra los transgénicos y sus pantalones de culo cagado con un iPod, un smartphone y un Volkswagen Golf en el garaje. Nunca ahorrar watios costó tanto.

Ví­a: Ohgizmo

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