Esta especie de tanque en miniatura es un robot inteligente, pensado para moverse en rincones oscuros y estrechos de edificios, y comprobar así que la estructura está en buen estado. Lo ha creado Sanyo y lleva una cámara para registrar las posibles grietas y daños que encuentre a su paso, al mismo tiempo que evita automáticamente obstáculos detectados por sus sensores de proximidad.
El fabricante japonés anuncia este invento poco antes de la entrada en vigor de una nueva ley en Japón, que obliga a los propietarios de edificios a hacer un seguimiento constante del estado de su estructura. La intención del gobierno nipón es evitar derrumbes y catástrofes; la de Sanyo, hacer caja aprovechando la coyuntura. Y es que el robot se venderá por un millón de yenes, al cambio unos 6,132 euros.
El propietario sólo tendría que cargar un mapa del sótano o la zona del edificio deseada en la memoria del robot, y soltarlo para que se dé un paseo. Éste iría analizando el terreno palmo a palmo, grabando todo con su cámara y reportando las zonas de riesgo. Mientras, el propietario puede seguirlo todo en tiempo real desde la pantalla de su ordenador, viendo tanto lo que graba la cámara como el recorrido del robot por el mapa.
Mide 42 centímetros de profundidad, 26 de ancho y 20 de altura, con un peso de 9,6 kilos. Un escurridizo robot que consigue hasta 140 minutos de autonomía alimentándose de baterías de litio. Si tuviese brazos y manos, seguro que algún propietario tacaño lo bajaba al sótano armado con una espátula y un poco de masilla, para hacer alguna que otra reparación chapucera.
En Japón no sólo buscan nuevas formas de perseguir delincuentes, como vimos con el robot videovigilante de Alsok. También se preocupan por la seguridad de sus casas y edificios. Algo que no es de extrañar teniendo en cuenta la cantidad de terremotos que azotan a este país a lo largo del año.
Vía: engadget