¿Recuerdas aquellos tiempos, allá por 2018, en los que un apasionado se pasaba el día haciendo historias de Instagram comentándote, supermercado por supermercado, qué era un “ultraprocesado caca” y qué era un buen procesado o comida real? Era aquella época en la que Carlos Ríos conquistó las redes sociales con un mensaje positivo de salud y nutrición consciente. Pues bien, parece que unos cuantos años de lucha encarnizada contra la industria alimentaria han hecho que el influencer de la comida vuelva a las redes sociales, pero rodeado de críticas y quejas. ¿Es el fin de la era del realfooding? ¿es una estrategia para acabar con Carlos Ríos?
Si hoy pinchas en el Trending Topic #AOVE o #CarlosRíos en Twitter no es para encontrar recetas saludables o críticas a campañas de marketing sobre algún alimento poco saludable. El hate esta vez aterriza directamente sobre el propio influencer y su último lanzamiento. Cada vez más cuestionados y criticados. Lo más reciente: el AOVE para untar. Y si aún te lo estás preguntando, AOVE significa aceite de oliva virgen extra. Tan sencillo como eso. Y sí, ahora existe una suerte de mantequilla bajo la marca Realfooding firmado por el propio Carlos Ríos. Pero ¿por qué se ha hecho tan famoso este producto? ¿Y de dónde vienen tantas críticas hacia una práctica supuestamente saludable?
El no tan original AOVE (sí, aceite de oliva virgen extra) untable
Entre las críticas que leemos hoy entorno a Carlos Ríos y sus productos Realfooding está el del “nuevo” AOVE para untar. Una suerte de mantequilla fabricada, supuestamente, con AOVE. Pero las críticas han tardado poco en proliferar y hacer mala publicidad (aunque publicidad, al fin y al cabo) al artífice del realfooding en España.
Mirando la etiqueta de este AOVE para untar es fácil discernir que se trata de un producto procesado. Pero de los buenos, según los criterios del propio Carlos Ríos. La cuestión es que se vende como si fuera AOVE cuando en realidad es un producto “nuevo” a partir de un porcentaje (72%) de aceite de oliva virgen extra y otras cosas (también aceite de karité). Y así lo ha hecho saber en su cuenta de Twitter Miguel A. Lurueña, Doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos.
Lo curioso en estas críticas no es solo que Carlos Ríos haya jugado con la legalidad y las técnicas de marketing que él mismo ha criticado durante años en la industria de la alimentación, sino que además ha caído en un error notable: no es la primera vez (ni la única) que se crea un aceite de oliva para untar. Otras marcas, incluso con mayor porcentaje de AOVE, ya tienen sus productos similares. Un formato similar a la margarina que ya conocían en Suecia también, según se deja ver en el hilo creado por el doctor citado anteriormente. Algo que, en definitiva, cae en los mismos errores de la propia industria para usar nombres saludables en productos que son elaborados y que no mantienen exactamente las mismas virtudes nutricionales que aquellos una vez que han cambiado de forma o se han procesado.
Carlos Ríos también ha recibido “unte” con la propia idea. Son muchos los usuarios de Twitter que se han pasado a criticar, con mucha guasa, el supuesto invento haciéndose fuerte en que el aceite de oliva ya se puede verter directamente en la tostada sin problemas. Incluso alguno afila aún más la crítica y suma eso de que con el AOVE en estado líquido ni siquiera hace falta manchar un cuchillo para untarlo.
Ni un lanzamiento de productos Realfooding sin crítica
Parece que de la fama de 2018 y el mensaje positivo Carlos Ríos ha empezado a enfrentarse al odio constante en las redes sociales. Y es que divulgadores, usuarios y periodistas no dudan en criticar todos los productos que se van lanzando bajo la marca Realfooding.
Un buen ejemplo es el de los yogures naturales de la mano de Danone. Nuevo etiquetado para un producto calificado como buen procesado que ya existía pero con un precio hasta tres veces mayor. Claro que ahora también se muestran en escaparates especiales y diferenciados bajo esta marca.
Aunque el producto que abrió las puertas a Carlos Ríos en la industria alimentaria fue el del humus. De nuevo, un buen procesado ya producido por otras marcas pero que, en esta ocasión, seguía la receta de Carlos Ríos y se hacía fuerte en el alto porcentaje de garbanzos de origen español del resultado. Aunque las críticas no fueron demasiado buenas en cuanto al sabor.
Del mismo modo se ha cuestionado todo el marketing alrededor de su presencia e imagen en varios productos. Desde robots de cocina a carros de la compra. ¿Se ha convertido el Realfooding en lo que Carlos Ríos juró combatir un día hace varios años? Los usuarios de redes sociales desde luego se mantienen escépticos.