Así es la tecnología detrás del inodoro de 20 millones de euros 1

La Estación Espacial Internacional sigue dando vueltas a unos 400 kilómetros de nuestras cabezas. Es el más avanzado laboratorio fabricado por la humanidad, y el más caro también. Allí se turnan en estancias de meses los astronautas, que son pilotos y científicos pero sobre todo… son humanos. Se suele hablar de la comida de astronauta, concentrada o purificada, pero ¿alguna vez te has preguntado cómo van al baño?

Pues parece que es una asignatura pendiente: si todo va bien en septiembre de 2020 habrá un lanzamiento con material para ellos, y una de las cosas llama mucho la atención. Será un nuevo inodoro, el más caro de la historia: 23 millones de dólares ha costado, unos 20 millones de euros. ¿Es para tanto? Dejemos que la astronauta italiana Samantha Cristoforetti nos cuente en un vídeo “cómo lo hacen” ahora…

El nuevo inodoro

Como podemos ver en el vídeo, o imaginar cómo es “sentarse” sin tener gravedad, se le pasan a uno las ganas de ser astronauta… Al nuevo inodoro lo llaman “Universal Waste Management System” (sistema universal de gestión de residuos, en inglés) y lleva seis años en desarrollo. Al contrario que los dos inodoros actuales de la Estación, como el del vídeo, está diseñado para se compacto, independiente, y poderse usar en cualquier tipo de nave espacial. Ahora pasará tres años de pruebas en la ISS y la idea es que el siguiente paso sea para posibles vehículos que viajen a la Luna, a Marte, incluso para posibles colonias en nuestro satélite o más allá.

Inodoro NASA (12)

El nuevo y caro inodoro de la NASA

Este nuevo y carísimo inodoro es un compacto cilindro blanco que comparte parte de la tecnología de los actuales en el espacio. Existe una corriente de aire que genera succión (simulando cierta gravedad), un tubo que recoge la orina y un sistema que recoge las heces, además de un “asiento”. Todos sus sistemas están integrados, al contrario que los actuales que si necesitaban reparación había que desmontar paneles de la estructura. En una ocasión llegaron a estropearse los dos, generando un problema (!).

Para ellas y por salud

Una novedad es que tiene más en cuenta las necesidades de las astronautas (chicas). Los dos sistemas independientes de recogida (orina y heces) les complicaba la vida más que a ellos para hacer todo a la vez… y ahora será más sencillo. Aunque es mejor de lo que tenían los protagonistas de las misiones Apollo a la Luna: una bolsa para cada cosa. No fue hasta la primera estación Skylab cuando hubo algo parecido a un baño (un agujero en la pared). Y las lanzaderas Space Shuttle sí tenían un “baño” propiamente dicho… que ahora por fin evoluciona.

 

 

El reciclaje es otro factor clave. El agua es un elemento precioso en el espacio. Se recicla el agua procedente de la orina de los astronautas, pero también de su sudor o incluso la humedad del aliento. Se filtra y purifica y se reutiliza… pero no se hacía con las heces a pesar de que son en un 75 por ciento agua también.

Aunque un astronauta parece “sometido” a muchas incomodidades, poco a poco descubren que facilitarles la vida en algunos aspectos mejora su rendimiento. Y pensando en viajes largos (ir a Marte si no más lejos implicará meses de encierro) es una cuestión de salud. El inodoro es uno de los factores de salud: por eso llevan años haciendo pruebas y determinando cómo se puede mejorar. Incluso está diseñado sin aristas, solo formas redondeadas, para facilitar su limpieza. Hay que pensar también en que, algún día, puede haber vehículos espaciales para personas que no sean astronautas entrenados. Sí, en tu próximo viaje a la colonia de la Luna dentro de unas décadas, si vas al baño te encontrarás con un inodoro como éste seguramente…   Parte del entrenamiento de los astronautas, por cierto, era precisamente ¡practicar a apuntar con el inodoro!

 

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