¿Sería Lara Croft uno de los personajes de videojuegos más queridos si actuase como una villana? Tras pasarme el último juego de la franquicia, Shadow of the Tomb Raider, se me despiertan ésta y otras dudas. Y es que me he enfrentado al juego más oscuro de la franquicia. Tomb Raider Angel of Darkness parece una gominola al lado de este Tomb Raider de Crystal Dynamics si comparamos el tono de la historia. Muertes, tragedias, responsabilidades y mucho drama. Eso sí, todo ello repitiendo la fórmula vista en el anterior Rise of the Tomb Raider. Algo que funciona pero no sorprende. Aquí te cuento cuáles son mis experiencias jugando de cabo a rabo la historia principal del juego.
Una historia que sorprende por tenebrosa
No. No estamos ante un juego de miedo. Ni mucho menos. El thriller o la tensión residen en lo personal en este Shadow of the Tomb Raider. En las decisiones equivocadas y en las consecuencias de estas. Lara sigue con su impulso de encontrar respuestas, tanto a la muerte de su padre como a los misterios del mundo que empezó a descubrir al comienzo de esta última trilogía. Sin embargo un pequeño fallo o demasiada inercia le llevan a descubrir un objeto que, por desgracia, dispara el fin del mundo. Nada a lo que la señorita Croft no pueda enfrentarse.
Eso sí, saberte responsable de la muerte de cientos de personas inocentes, pifiarla a cada paso y sentir que no avanzas por el buen camino es duro. Y todo esto queda reflejado paso a paso y lugar tras lugar que visitamos en el juego.
El planteamiento es sencillo, y el trasfondo de la historia no ha conseguido atraparme en ningún momento. Lara recoge una daga para tratar de adelantarse a las intenciones de la Trinidad, esa sociedad y ejército secreto que quiere dominar el mundo. Al hacerlo dispara una antigua profecía que advierte del final del mundo. Todo ello bien aderezado con catástrofes naturales y la total destrucción del mundo tras el próximo eclipse. Riadas, tormentas, terremotos y lava. No le falta de nada.
Todo empieza en México, donde se encuentra la daga de Chak Chel. Pero pronto viajamos a Perú para continuar la búsqueda de una solución ante el apocalipsis que está por llegar. Ésta pasa por encontrar la caja de plata o caja de Ix Chel. Supuestamente la combinación de estos dos artefactos ofrece el poder suficiente para detener el apocalipsis. Pero también para crear un nuevo mundo a la carta. Así que Lara (con la idea de parar el apocalipis) y la Trinidad (con el fin de crear un nuevo orden) compiten por hacerse con ellos.
Por medio hay un pueblo oculto, Paititi, donde se interactúa con bastantes aldeanos y donde he pasado unas cuantas horas completando misiones secundarias, encontrando murales e investigando. Aquí se supone que se haya la caja de plata. Pero la historia continúa con algún giro de guion más, pasando por un recinto cristiano a escasos kilómetros de Paititi, o volviendo a esta aldea para el enfrentamiento final.
Mis sensaciones como jugador son de una historia planteada con calzador. Apenas continúa las tramas vistas en Rise of the Tomb Raider. Y tampoco he sentido una solidez en el arco argumental y en el ritmo de narración que me meta de lleno en ella. No sorprende y no engancha, pero da pie a toda clase de situaciones y viajes locales. Quizá falte gancho y una narrativa algo más detallada. Claro que para empaparse de toda la historia de trasfondo de la sociedad de Paititi o la cultura Maya, Inca y Azteca, tenemos los murales y el resto de coleccionables del juego. Todos ellos muy bien documentados y abundantes. Lo confieso: para acabar rápido con el juego he acabado por obviar la gran mayoría.
Lara no está sola
Y sí, hay enfrentamiento final. En Crystal Dynamics han decidido escoger a un villano desconocido. Pertenece a la Trinidad, pero nunca había oído hablar de él (y eso que sigo la franquicia con detalle). Ahí reside su mayor fallo: no es un villano que de gusto odiar. El Doctor Domínguez es un personaje humano más, del que se acaban presentando sus motivaciones y presiones casi al final de la aventura. Aunque pasa sin demasiada pena ni gloria, y es que tiene el carisma justo para superar el día.
Lara sigue acompañada de Jonah en esta aventura. Y en esta ocasión es un personaje que colabora de forma mucho más activa, aunque en momentos puntuales. Es el verdadero contrapunto de Lara. Su anclaje al mundo real y a la vida más allá de las aventuras. Su Pepito Grillo, vaya. Y, por supuesto, hay unos cuantos personajes más con los que se interactúa. Algunos de ellos bien integrados en la historia, como la reina Unuratu de Paititi, y otros que no tienen mucha razón de ser, como la simpática Abby.
Aquí lo importante es Lara y su viaje hacia la peor versión de sí misma, o al menos eso es lo que más he disfrutado de la historia. El cómo sus decisiones causan daño, y cómo su buena voluntad y objetivos pueden crear toda clase de errores fatales. Es una forma de bajar a los infiernos que acaba creando la personalidad que todos adoramos y queremos desde el primer Tomb Raider allá por 1996. Y no, no es una transición bonita o cómoda. De hecho hay algún momento en el que nuestra arqueóloga parece perder completamente su humanidad. Es entonces cuando Shadow of the Tomb Raider ha conseguido sorprenderme.
El Tomb Raider más verde, más negro y más rojo
Parece que en Crystal Dynamics no tardaron en desarrollar la paleta de colores para esta aventura. Selva y más selva. Verdes intensos con diferentes tonos y mucho follaje. Tanto es así que me he llegado a perder en algunas de las zonas de la primera mitad del juego, lo cual es de agradecer para desarrollar el aspecto de exploración.
También es protagonista la aldea de Paititi. Y también es un gran lugar donde perderse. La variedad de edificios, la cantidad de recovecos y los lucrosos escondites y cofres es abrumadora. Ni siquiera con el mapa he sabido atender a las misiones principales y secundarias sin acabar perdido investigando o hablando con los aldeanos. Algo así como el gulag de Rise of the Tomb Raider, pero mucho más poblado y repleto de lugares secretos.
Los entornos del resto del juego no son mucho más variados. La excusa de una instalación petrolera y ciudades Mayas, Incas y Aztecas dan variedad. Pero nada que me haya hecho revivir experiencias como en el Tomb Raider 3, donde en un nivel estás en los tejados de Londres mientras que, en el siguiente, has viajado a Nevada o a las islas del Pacífico Sur. Una pena, ya que existen momentos en los que me he cansado de perderme o de encontrar bonitas vistas repletas de follaje y aves de colas variopintas.
El negro y el rojo se encuentran, sobre todo, cuando me he adentrado en criptas y tumbas. Y es que Shadow of the Tomb Raider es el título más oscuro precisamente por esto. No han tenido ningún reparo a la hora de mostrar empalamientos, millones de huesos y fosas de todo tipo repletas de sangre. El título se toma muy en serio esto de mostrar la aventura más cruda de Lara Croft, y lo consigue con creces. Por cierto, todo un acierto esto de dar más tamaño e importancia a estas tumbas y criptas. Son lo mejor de la experiencia jugable y también en cuanto al diseño de escenarios.
Respecto al apartado gráfico hay que decir que es correcto. No sorprenden los efectos de luz al filtrarse entre las hojas. Aunque sí hay algún que otro detalle como un arcoíris al colocarnos debajo de una cascada. El modelado de Lara es lo mejor, con un cuerpo más adulto y más realista. Destacan sus fibrados brazos, que ya los quisiéramos muchos de sus fans. También he disfrutado de los diferentes animales y muchos de los detalles y texturas del título. Sin embargo, hay unos cuantos peros muy concretos a destacar: el uso del equipamiento con los diferentes vestidos de la aventura son simplemente irreales y de juego de los 90. Las animaciones muestran algunos fallos y gestos poco naturales. Por último, está el pelo de Lara embarrada. Prefiero pensar que son hierbas que el cuelgan de la cabeza a saber que de un instante al siguiente puede tener el pelo limpio y recogido sin esfuerzo. Detalles mínimos que no entorpecen la acción, pero que habrían conseguido ese efecto “wow” que le falta a este título.
Nuevas acciones, pero más de lo mismo
Lara ha aprendido a hacer cosas nuevas en este Shadow of the Tomb Raider. Pero lo extraño es que ha olvidado otras que ya conocía de Rise of the Tomb Raider. Claro que las puede refrescar siempre y cuando las desbloqueemos en un complejo y poco ordenado árbol de habilidades. Todo ello mediante puntos de experiencia que he ido ganando al explorar y matar enemigos.
Entre las cosas nuevas está el rápel y balancearse con el piolet y una cuerda desde los salientes. Y créeme cuando te digo que esta habilidad cambia todo el juego. Si no fuera por ello estaríamos ante el Rise of the Tomb Raider 2. Gracias a ello los escenarios son mucho más verticales. Además se incluyen nuevas perspectivas al escalar bajo salientes que otorgan algo de vértigo y nuevas sensaciones a este título.
No me olvido de nadar y bucear. Tanto lo han pedido los fans que desde Crystal Dynamics nos han dado dos tazas. Allá donde hay un templo o hay un lugar de exploración hay una masa de agua. Con secretos, plantas y a veces hasta animales peligrosos (morenas y pirañas). Existen muchas partes del juego y están realmente bien implementadas, pero me ha llamado la atención la cantidad de espacio que le han dedicado en el juego. Eso sí, no resulta algo realmente llamativo, a excepción de las constantes situaciones de claustrofobia y ahogo que han creado. Eso sí que me ha hecho sentir cosas.
Otra función nueva es la de embarrarse. Lara puede cubrirse de fango para mimetizarse con paredes llenas de enredaderas, o camuflarse para no ser detectada por el enemigo. Se usa en los enfrentamientos directos y permite una ventaja táctica de lo más conveniente. Además me ha ofrecido una versión de Lara mucho más guerrera, o guerrillera. No tiene miedo a mancharse para ser un arma letal en medio de la jungla, y esa sensación solo hace que potenciar las situaciones de acción.
Sin embargo las sensaciones son de estar ante una aventura que continúa muy de cerca los pasos de Rise of the Tomb Raider. Como jugador puedo encontrarme más o menos satisfecho gracias al dinamismo de los niveles más verticales. Como fan de la franquicia echo en falta la conducción de algún vehículo o profundizar más en las mecánicas ya conocidas.
Lo mejor
Nuevas mecánicas
Más profundidad en el desarrollo de Lara
Mejores tumbas
Diseño y tono oscuros
Nuevas posibilidades de crafteo y muchos atuendos
Configuración de dificultad personalizada (poder eliminar las pistas visuales)
Lo peor
Historia no engancha y no está estrechamente relacionada con el juego anterior
Los personajes secundarios y el villano resultan algo planos
Algunas animaciones y acabados gráficos rompen con la buena calidad del conjunto
Trampas poco elaboradas
Diseño de los diferentes ropajes