Para muchos, la primavera es sinónimo de hacerse con un cargamento de kleenex. Todo aquel que sufra alguna alergia, hasta un 30% de la población española está afectada, sabe que está ante unas semanas complicadas de estornudos, congestión nasal y malestar. Pero ahora existe una tecnología que podría poner punto y final a las alergias y también al uso de antihistamínicos.
Todo parte de los investigadores de la Universidad Northwestern, de Estados Unidos. Esta semana la revista PNAS se hace eco de esta nueva tecnología, en la que unas nanopartículas biodegradables se introducen en nuestro organismo para luchar a nuestro favor. Si se trata de una reacción contra una sustancia como puede ser el polen o ciertos alimentos, esta tecnología lo que hace es ‘ocultar’ el alérgeno para evitar que nuestro cuerpo lo ataque.
Es decir, el alérgeno llegará a nuestro sistema inmune con sus células desactivadas. Para ello contaremos con unas nanopartículas compuestas de PLGA, se trata de un biopolímero degradable y que es compatible con las células humanas. Esto todavía no se ha probado en humanos, aunque sí ha funcionado con éxito en ratones.
Una tecnología que serviría también para alergias a alimentos
Explican sus creadores que esta tecnología valdría para diversas alergias, desde a cacahuetes a cualquier otra, siempre y cuando se conozca la naturaleza del alérgeno. El funcionamiento es cambiar el alérgeno que va encapsulado dentro de la nanopartícula, con lo que se modifica la desactivación de la misma.
Esta tecnología se ha probado en otras enfermedades autoinmunes como es la esclerosis múltiple y la celiaquía. De hecho, en cuanto a la celiaquía ya se están desarrollando ensayos clínicos para poder conseguir un producto final. En cuanto a las alergías todavía habrá que esperar algo más, ya que están trabajando con empresas de biotecnología para ponerse manos a la obra y finalizar la necesidad de utilizar medicamentos.
Funcionamiento probado en ratones
Para probar esta nueva técnica, se han utilizado animales a los que se les ha inducido algún tipo de alergia. En este caso, con ratones. En cuanto el alérgeno entraba en el sistema inmunológico del animal, éste lo atacaba como si fuese un invasor. El mecanismo es el misom que cuando se trata de una infección bacteriana.
El siguiente paso ha sido inyectar en los ratones las nanopartículas de PLGA, que van cargadas con el alérgeno. El organismo no reconoce estas nanopartículas como una amenaza, así que finalmente las ingieren unas células que se encargan de eliminar todo esto, los macrófagos. De esta forma el sistema no considera el antígeno como algo extraño, en definitiva, no encuentra ningún tipo de peligro así que no inicia el ataque.
De hecho, los pulmones de los ratones fueron expuestos a proteína de huevo, ante su alergia -previamente inducida- a este alérgeno la reacción fue como si tuviesen asma. Pero al ser tratados con la nanopartícula, volvieron a la normalidad sin mostrar estos síntomas.
Así las cosas, todo apunta a que las nanopartículas podrían llegar para ponerle fin a determinadas intolerancias así como a las dichosas alergias primaverales que nos tienen pegados todo el día a un paquete de pañuelos de bolsillo.