Tarjetas SIM

Espí­as de EEUU y del Reino Unido habrí­an conseguido hackear las claves de encriptación del mayor fabricante de tarjetas SIM del mundo. Una operación que les dio acceso a las comunicaciones por teléfono móvil de cientos de millones de personas. Y es que Gemalto (la compañí­a que sufrió el ataque) produce cerca de 2.000 millones de tarjetas SIM al año, una impresionante cifra que sirve para hacerse una idea de la magnitud de este ataque. Una vez consiguieron hacerse con las claves, los gobiernos estadounidense y británicos habrí­an podido espiar las comunicaciones de sus objetivos sin que el operador fuera consciente y sin dejar ningún tipo de rastro.

El caso ha salido a la luz por un reportaje del medio The Intercept. ¿La fuente? Un viejo conocido, el ex analista de la CIA Edward Snowden, que se ha hecho muy popular por revelar documentos con prácticas de espionaje de la agencia de seguridad más importante del planeta. En este caso, los documentos explican una operación de espionaje conjunta entre Estados Unidos y el Reino Unido que tuvo como objetivo a Gemalto, el mayor fabricante de tarjetas SIM del mundo. Esta marca holandesa es responsable de fabricar alrededor de 2.000 millones de tarjetas SIM al año. Sus tarjetas están presentes en 85 paí­ses del globo y en más de 400 operadoras diferentes.

Gemalto

El ataque conjunto se llevó a cabo el pasado año 2010, y las dos agencias se hicieron con las claves de encriptación que usa la compañí­a en las tarjetas que fabrica. Un robo que les habrí­a abierto la puerta a los móviles de medio mundo. Con estas claves, los gobiernos pueden espiar las comunicaciones de un objetivo particular o una empresa sin necesidad de pasar por la operadora o de obtener una orden judicial. Y además, después de llevar a cabo la labor de espionaje no se deja ningún tipo de rastro que pueda llevar a sospecha.

Un jugada maestra que se habrí­a completado con el ataque al núcleo de varias operadoras para obtener los datos de sus clientes y poder realizar un mapa de sus objetivos. Personalidades polí­ticas, empresas de peso, otros gobiernos… Es difí­cil hacerse una idea sobre el alcance real que han tenido estas prácticas desde entonces (cuatro años de actividad a la sombra da para mucho). El presidente de la compañí­a Gemalto ha negado tener cualquier tipo de conocimiento sobre este ataque y ha comenzado una investigación interna para determinar qué es lo que ha ocurrido realmente y los pasos a seguir para acabar con esta enorme brecha de seguridad.

Este caso llegará hasta el Parlamento Holandés, según ha confirmado uno de sus miembros. Se exigirá que el gobierno clarifique su posible colaboración en este ataque perpetrado en los Paí­ses Bajos (y su conocimiento del asunto). Sea como fuere, de confirmarse estamos ante una de las operaciones de espionaje de mayor magnitud de la historia, con unas consecuencias que todaví­a es pronto para aventurar. ¿Quién se cree ya el cuento del paí­s de las libertades?

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