Internet es información, inmediata y sin filtros. En los últimos años hemos visto como la información se multiplicaba y hoy en día podemos saber lo que está pasando en cualquier parte del mundo en un sólo clic. Sin embargo, hay países en los que se limita la conexión a sus ciudadanos, como por ejemplo en China, donde existe una fuerte censura por parte de las autoridades. Además de intentar controlar el contenido que llega a los ciudadanos, también hay quienes pretenden sacar tajada, convirtiendo Internet en un bien sólo al alcance de unos pocos. Esto es justamente contra lo que están protestando los ciudadanos de Hungría. Su gobierno, liderado por Viktor Orban, propuso hace unos días un nuevo paquete de impuestos para 2015. Desgraciadamente, no es el único país en el que se han aplicado medidas de ajuste, pero dentro de estas medidas, Orban ha colado un impuesto que obligará a pagar por los datos consumidos en Internet, una medida que ha enfadado, y bastante, a los húngaros.
Tal y como informa la edición digital de El Mundo, hace unos días hubo una primera protesta, que reunió alrededor de 10.000 personas en las calles de Budapest. El gobierno no ha escuchado las demandas del pueblo y la protesta se ha agravado, con una cifra que ronda los 20-30.000 asistentes, solamente en Budapest. Móvil en mano, los manifestantes reclaman un Internet más libre y al alcance de todos. Acusan al gobierno de aprobar medidas antidemocráticas y tratar de coartar el derecho a ser informado. El impuesto que propone el gobierno de Orban haría pagar a los ciudadanos 49 céntimos de euro por cada Gigabyte descargado, aunque se permitiría que los proveedores de Internet compensen el coste. Esta medida limitaría el acceso a Internet de los ciudadanos con menos recursos y también podría afectar a universidades o escuelas.
El gobierno húngaro sigue adelante con esta nueva medida y la votación definitiva se producirá el próximo 18 de noviembre. Tienen mayoría absoluta por lo que, salvo que decidan retirarla por las protestas, el resultado está más que cantado. Esperan recaudar hasta 60 millones de euros al año con este impuesto sobre Internet, pero como las manifestaciones sigan intensificándose, es posible que tengan que posponerlo o puede que directamente cancelarlo. Tras la protesta inicial, el gobierno matizó el texto, indicando que los ciudadanos no tendrían que pagar más de 2,2 euros al mes, mientras que la cifra tope para las empresas subiría a 16 euros. Los proveedores de Internet también tendrían que pagar su parte para que el precio baje para los ciudadanos. La Comisión Europea ha apoyado las protestas, argumentando que Hungría está en un nivel muy bajo de crecimiento digital y deberían fomentar el uso de Internet en lugar de limitarlo.
Foto 1 AFP
Foto 2 Reuters