Quince del quince, una fecha sencilla de recordar que marcará un antes y un después en el mundo de las compañías telefónicas. La Eurocámara ha dado luz verde al proyecto de eliminación del roaming que los usuarios europeos llevan años exigiendo. A partir del día 15 de diciembre de 2015, todas las grandes operadoras estarán obligadas a eliminar cualquier recargo que hoy en día aplican a los usuarios que hagan uso de las llamadas, de los mensajes o de los bonos de datos en el extranjero. Siempre y cuando, claro está, estos servicios se utilicen dentro del marco de la Unión Europea.
Se trata de una noticia que beneficia a los usuarios que necesiten hacer uso de su móvil en países europeos ajenos a su país de origen. El gran problema del roaming es que supone un desmedido incremento en la factura, por lo que muchos usuarios se ven obligados a adquirir nuevas líneas móviles en los países de destino, con el gasto y las molestias que ello genera.
Pero lejos de ser una medida alabada por todos, las compañías telefónicas no han tardado mucho tiempo en lanzar una indirecta que podemos interpretar con facilidad si utilizamos la imaginación. Las empresas de telefonía móvil han respondido a este anuncio informando de que la eliminación del roaming les supondrá una pérdida del 2% de sus ingresos, lo que traducido a dinero equivale a una pérdida de 5,000 millones de euros. Y como las multinacionales no suelen estar por la labor de aceptar pérdidas de esta magnitud, lo más probable es que a medida que se vaya acercando la fecha clave del fin del roaming, las compañías comenzarán a añadir pequeños incrementos a las tarifas convencionales para tratar de compensar las pérdidas que se les avecinan después.
La Comisión Europea ha tratado de calmar los ánimos asegurando que, con esta medida, las compañías telefónicas ganarán más de 300 millones de clientes. La cifra puede ser discutible, pero lo que no podemos negar es que muchos clientes optan por desactivar sus tarifas móviles en el momento en el que viajan al extranjero. En cambio, con la aplicación de esta medida no habría ningún coste adicional por utilizar el teléfono en el extranjero, por lo que probablemente muchos usuarios aprovecharían más sus tarifas (más llamadas, más bonos de datos, más mensajes, etcétera). Ganen o no más clientes, resulta evidente que las operadoras también se beneficiarán de la desaparición de las tarifas especiales para el extranjero.
Esperemos que no haya ningún cambio de última hora a medida que se vaya acercando la fecha de la desaparición del roaming. Después de muchas batallas legales, parece ser que finalmente los grandes organismos gubernamentales se han dado cuenta de la necesidad que tiene el mercado de disponer de mayor libertad a la hora de hacer uso de la tarifa móvil en cualquier parte del mundo. Al fin y al cabo, nosotros tampoco podemos negar un hecho: formamos parte de una sociedad completamente globalizada.