Microsoft ha hecho público que en los primeros meses de 2014 incorporará la posiblidad de encriptar los emails enviados a través de Office 365. Dado que Office es la plataforma en la que se generan la mayoría de los documentos que posteriormente enviamos por email, esta nueva característica es más que interesante para muchos de sus actuales usuarios.
El servicio se llamará Office 365 Message Encryption y es la evolución de un sistema anterior llamado Exchange Hosted Encryption que, además, requería un pago adicional. En esta nueva versión el funcionamiento será muy simple. Desde la pantalla de control de Exchange, seleccionaremos los mensajes que deseemos codificar y el sistema se encargará de encriptarlos antes de que salgan del servidor interno de nuestra empresa hacia Internet.
El destinatario de uno de estos mensajes encriptados recibirá un correo con instrucciones para autenticarse antes de poder acceder a su contenido. Para mantener en lo posible la seguridad de estos mensajes, si el destinatario de un mensaje encriptado responde a él o lo reenvía, ese nuevo mensaje también estará encriptado por defecto.
Todavía no está claro si este servicio de codificación de mensajes estará disponible para todos los usuarios de Office 365 o si requerirá abonarse a algún servicio adicional. Todo indica por ahora que sí, que para acceder a Office 365 Message Encryption será necesario estar dado de alta en servicios adicionales como Windows Azure Rights Management, pero no habrá nada seguro hasta el anuncio oficial del servicio a comienzos de 2014.
Esto plantea algunas cuestiones adicionales. La primera es que, para poder confiar en esta nueva característica, Microsoft debe ser muy clara y abierta respecto al sistema de encriptación que empleará para que expertos independientes en seguridad certifiquen su robustez. Y la segunda es que, dependiendo de cómo implemente este sistema, utilizarlo puede o no requerir que tanto el receptor como el emisor sean usuarios de la plataforma Office 365. Si el sistema exige que todos los usuarios tengan que ser clientes de Microsoft Office 365 esto limitará mucho su difusión. Si, en cambio, optan por utilizarlo como un «gancho» comercial que muestre las ventajas de su producto a los receptores de mensajes codificados pero sin exigir su adquisición para leerlos, entonces seguramente llegue mucho más lejos y pueda incluso convertirse en una especie de estándar. De ellos depente.
Esta iniciativa de Microsoft responde, sin duda, a la sensación de inseguridad que tenemos muchos y a la ola de indignación que recorre Internet desde que hemos sabido hasta donde llegaban los tentáculos de la agencia de seguridad norteamericana NSA. Y la certeza sobre lo que han interceptado ellos sólo abre más interrogantes sobre lo que otros organismos de espionaje pueden estar averiguando. Ahora mismo sólo sabemos con seguridad que nada está a salvo, y el único refugio de la privacidad está en usar medidas especiales para proteger los contenidos que no queremos que sean accesibles a terceros.
Y aquí es donde entra la criptografía. En estos días algunas de las voces más respetadas de Internet están abogando porque la única medida fiable es la encriptación de contenidos. Seguramente cuando el ex-empleado de la NSA Edward Snowden, al que debemos todos un gran favor por haber «tirado de la manta», cuando puso sobre la mesa la extensión del espionaje llevado a cabo por la NSA, sabía que todo esto iba a servir para tomar conciencia de lo incautos que habíamos sido hasta el momento. No era tan importante el daño hecho con los datos espiados hasta el momento como la toma de conciencia global respecto a esta situación.
Si los usuarios de Internet nos tomamos en serio nuestra privacidad y empezamos a aplicar medidas de protección de forma masiva, las posibilidades de que redes de delincuentes o gobiernos curiosos conozcan datos personales nuestros se reducirá enormemente. En nuestra mano está. Y el que herramientas de uso masivo como Office nos lo faciliten hace mucho más sencillo que su adopción sea rápida y fácil.
