Cuando empiezan a suceder cosas extrañas en la cuenta de una red social suele ser un signo de que su seguridad está comprometida. Ciertos indicios como cuando las solicitudes de amigos desconocidos o de seguir a otras personas proliferan de forma poco acostumbrada, o cuando aparecen entradas o actualizaciones que el usuario no ha hecho. Otras pistas de que algo va mal son los cambios imprevistos en el perfil o en las fotos, o bien cuando se añaden nuevas aplicaciones o juegos a la cuenta sin intervención del usuario. También son habituales las notificaciones que alertan que la dirección de correo se ha cambiado. A veces incluso sucede que algunos amigos comienzan a quejarse de los mensajes privados que han recibido, que a menudo son spam. Si el atacante sólo realiza pequeños cambios, puede que estos pasen desapercibidos. En los supuestos extremos, se pierde completamente el acceso, porque la cuenta está secuestrada.
La principal precaución para evitar que pirateen o secuestren la cuenta de Facebook, Twitter, Google+, LinkedIn u otras redes sociales es utilizar una contraseña única para cada servicio. Así, si queda comprometida la de un sitio, el resto no se verá afectado. Evidentemente, siempre hay que decantarse por contraseñas robustas que no sean fáciles de averiguar; las contraseñas largas suelen ser mejores que las cortas. Básicamente existen dos métodos para violar la seguridad de una cuenta en una red social. El primero es que la contraseña haya sido robada o bien adivinada por el atacante. El segundo es autorizar a una aplicación maliciosa para que se conecte a la cuenta.
En cualquier caso, la primera medida que hay que tomar es cambiar la contraseña por una nueva. Además hay que asegurarse de que la dirección de correo electrónico asociada a la cuenta por defecto es la correcta, y que el atacante no la modificado para impedir el acceso del titular legítimo. Sólo así se podrá restablecer la contraseña por e-mail. Muchas redes sociales ofrecen la posibilidad de denunciar que la cuenta ha sido pirateada, ya sea por un virus o por una persona, y ayudan a recuperar el control. Estos son los enlaces de ayuda correspondientes para Facebook, Twitter, Google+ y LinkedIn.
Una vez cambiada o restablecida la contraseña, es el momento de revisar la página de aplicaciones en la cuenta de la red social de turno. Lo ideal es denegar el acceso a todas. De esa forma, se elimina el origen del ataque cuando procede de una aplicación maliciosa. Después, se puede volver a dar permiso únicamente a las que resulten necesarias.
Lo siguiente es actualizar el antivirus del equipo o del dispositivo, y realizar un análisis completo para eliminar el posible malware y comprobar que el sistema está limpio. Aparte es esencial asegurarse que de que los parches de seguridad están al día. Por último, nunca viene comunicar la brecha de seguridad a los amigos y disculparse con ellos por las molestias causadas, sobre todo si han recibido spam procedente de nuestra cuenta.
Lo mejor es no usar redes sociales ya que son unos verdaderos virus convirtiendo a a gente en zombies descerebrados
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