Precisamente la portabilidad es uno de los puntos a favor de este pequeño sistema de sonido, creado para disfrutar de la música de un iPod o un iPhone. Las medidas del TagAlong de Memorex son reducidas, 16,75 x 21,75 x 8,75 cm, y pesa muy poco. Lo cierto es que se lleva con mucha comodidad colgado de la mano para tener música en ciertos entornos propicios, como un picnic en el parque, o tomando el sol en la playa. Su sonido es suficientemente bueno como para que por un rato nos olvidemos de los auriculares.
Otra de sus virtudes es el sonido. El volumen no llega a ser ensordecedor ni atronador, pero tiene una buena carga de graves. Pero sobre todo claridad. Es un aparato pequeño, y con poca separación entre los altavoces, pero pese a todo separa bien las frecuencias y los instrumentos. Es un sonido agradable, en un aparato que tiene en la parte frontal central una cuna donde enchufar el equipo de Apple. Quien tenga un reproductor de otro fabricante, siempre puede utilizar la entrada de audio auxiliar.
Y si se acaba la música del teléfono o del reproductor, todavía hay más opciones de ocio. Ahí entra en juego el sintonizador de radio digital FM. Tiene seis memorias donde almacenar las emisoras favoritas, para encontrarnos con un sencillo toque. Los controles de manejo son sumamente sencillos e intuitivos. Cualquiera puede manejar el equipo prácticamente desde el primer instante, y sin necesidad de leer el manual de instrucciones.
Dispone de una pequeña pantalla tipo LCD Backlit que muestra las etiquetas ID3, y otros datos de las canciones, a excepción de las fotografías o las portadas. Además indica el estado, si está pausado, reproduciendo, etc. Otra de sus funciones, y que va a resultar útil para muchos usuarios, sobre todo los más olvidadizos, es su capacidad para recargar equipos iPod e iPhone, a través del conector de la cuna. Por fin, puede funcionar enchufado a la red, pero como buen equipo portátil, también va a funcionar mediante pilas, tanto normales como recargables.