La industria cinematográfica no puede parar ni un solo momento en su carrera por ofrecer experiencias exclusivas de las salas de cine. Ya no es necesario pagar una entrada y sentarse en la butaca de un cine para disfrutar de una película en tres dimensiones. Los televisores 3D trasladan la emoción al mismísimo salón de casa, donde hay completos sistemas de cine domésticos con sonido multicanal.
Las nuevas tecnologías de cine 4D se ocupan de añadir una cuarta dimensión al cine tridimensional mediante diversas soluciones que transforman una película en una experiencia de cuerpo entero. Para ir más allá de los sentidos de la vista y del oído, la industria recurre a todo tipo de inventos, que además permiten cobrar las entradas de cine un poco más caras.
Una parte de esas tecnologías de cine 4D están basadas en añadir efectos de movimiento sincronizados con las imágenes que se están mostrando en cada momento en la gran pantalla. Los métodos empleados pasan por aplicar sacudidas, vibraciones y balanceos a los espectadores, para ayudar a que queden inmersos en la historia. Otras soluciones recurren al sentido del olfato de la audiencia que, por ejemplo, puede disfrutar el olor de una pizza recién horneada según el protagonista la coloca sobre la mesa.
En otras ocasiones, llegan a emplearse ambas clases de efectos en la misma sesión cinematográfica. Tal y como explica Hugh Hart en la revista Wired, en Corea del Sur hay una compañía llamada CJ CGV que explota una cadena de trece salas de cine equipadas con el sistema 4DPlex, donde los espectadores están sentados en butacas vibratorias provistas de disparadores de niebla, brisas y fragancias que acompañan a la acción que discurre en la gran pantalla.