Son la pesadilla de cualquier hogar ordenado. Y no nos referimos al papeleo y a los trastos inútiles, que también. Hoy queremos hablar de las guías telefónicas, esos objetos tan persistentes como improductivos que aparecen cada año en nuestros buzones. Y no precisamente para hacernos la vida más útil. Sino para quedarse en un cajón absurdo durante el resto del año. Y así sucesivamente. Pero, ¿cuando desaparecerán las guías telefónicas de nuestras vidas? Lo deseable sería que cuanto antes, más que nada para ahorrar papel y aprovechar más el espacio, pero lo cierto es que ese momento parece estar un poco lejos. La primera en dar el paso ha sido la ciudad de San Francisco, cuyos gobernantes han acordado una desaparición lenta y definitiva de estos tochos de papel.
En muchos casos, el celofán de las Páginas Amarillas cumple su vida útil pegado al librito de direcciones y teléfonos. Y cada año ocurre lo mismo. Por este mismo motivo, los políticos de San Francisco han votado en el pleno por 10 votos a favor y uno en contra, que dejen de distribuirse de forma indiscriminada dos guías telefónicas por habitante. De esta manera, y según reza la nueva legislación municipal, las guías telefónicas solo irán a los buzones de aquellos ciudadanos particulares o negocios que las hayan solicitado previamente. De hecho, esta parece la única forma de evitar un gasto ciclópeo en papel y distribución.
Lo cierto es que esta nueva medida ha resultado de lo más popular entre la mayoría de colectivos. Los ecologistas han sido los primeros en apoyar la restricción, pero también lo han hecho muchas empresas y propietarios de apartamentos o casas que cada año ven apiladas más y más guías de papel por todas partes. Según los principales medios, las guías telefónicas constituyen hasta 3,5 millones de toneladas de papel inútil cada año que en la mayoría de casos se convierte en papel que vuelve al reciclaje o a la basura en general. Muy a pesar de las quejas de los autores de estas páginas, el gobierno de San Francisco no tiene la menor intención de cancelar la medida. A ver cuando ocurre lo mismo aquí.