James Cameron está metido de lleno en la producción de la segunda parte de su superéxito Avatar. El otro día, sin el más lejos, estuvo haciendo unas pocas compras para la producción de la película. Unos cuantos kilos de maquillaje azul, varias docenas de orejas puntiagudas, actualizaciones de software 3D, y 50 cámaras de cine digital.
En esto del cine, pasa como en otros aspectos de la vida. Todo se mueve por modas. La cámara que más gusta a los directores ahora se llama EPIC-Ms, del fabricante RED. Gusta tanto que Peter Jackson embarcó recientemente 30 cámaras para Nueva Zelanda, con el fin de fotografiar en 3D pies peludos de hobbit. Hasta los Teleñecos van a salir retratados en su última película «The Greatest Muppet Movie Ever Made» con estas cámaras prodigiosas.
Las cámaras EPIC-Ms, un producto profesional no apto para todos los usuarios, no son baratas, aunque cuestan menos que el último televisor de Bang&Olufsen. Salen casi por unos 40,000 euros. Eso explica que Cameron haya tenido que tirar de la Visa Uranium para pagar los casi 3 millones de dólares que le han costado las cámaras. Con estos equipos, los alienígenas azul fosforito más atractivos van a salir en la foto en un glorioso 5k, que le da sopas con ondas al FullHD. Si nuestros televisores domésticos tienen una resolución de 1920 í— 1080, el 5k ofrece 5120 x 2700 puntos.
Las especificaciones de estos equipos explican por qué son tan codiciadas. Tienen un chip de 16 Mpx, están ensambladas a mano, y poco menos que se construyen en buena parte según las especificaciones del comprador y estrictamente bajo pedido. De serie viene con un sonido estéreo de alta calidad, pero es posible incorporarles la capacidad de grabar sonido envolvente de cuatro canales que luego los ingenieros se encargarán de convertir en envolvente comercial para el salón de casa. Sobre todo, a los directores les encanta que pesen algo menos de dos kilos y cuarto. Para grabar en 3D, hay que usarlas por parejas.
