A los ejecutivos de los grandes canales de televisión norteamericanos les debe haber recorrido un escalofrío por la espalda al enterarse de que a partir de ahora deben enfrentarse con un nuevo adversario a la hora de pujar por los derechos de las series de televisión. El nuevo comensal es Netflix, el gran videoclub en línea, que ha anunciado su intención de entrar en este nuevo mercado, y convertirse de facto en una nueva cadena de televisión.
Para ello, ha tenido que pujar contra la poderosa HBO para obtener los derechos en exclusiva de la nueva serie House of Cards, dirigida por David Fincher y protagonizada por Kevin Spacey. Las condiciones de la compra consisten en que el videoclub se hará cargo de la financiación de 26 capítulos de esta nueva serie, correspondientes a dos temporadas. Esto podría ascender a una cantidad cercana a los 100 millones de dólares.
Hasta el momento buena parte del negocio de la compañía consistía en el envío de películas por correo postal a cambio de una cuota mensual, aunque desde hace tiempo se ha convertido en uno de los mayores proveedores de contenidos en streaming. La compañía cuenta en estos momentos con algo más de 20 millones de abonados, y con el tiempo ha logrado que el 61% de su negocio dependa de las películas en formato digital.
Según algunas consultoras especializadas, se trata de un negocio más popular todavía que iTunes o que la propia televisión por cable, y que está muy cerca de lograr un volumen similar al de la HBO, con sus 28 millones de suscriptores. El videoclub espera ofrecer la serie a sus abonados norteamericanos y canadienses para finales del año 2012. House of Cards está basada en una miniserie británica de la BBC que su vez es una adaptación de la primera novela del inglés Michael Dobbs, publicada en 1989.