Las tortas le caen a pares a Google con su Street View. Este navegador que funciona con fotografías procedentes de escaneos pormenorizados de ciudades de medio mundo le ha valido un nuevo tirón de orejas a la multinacional de Mountain View. Y menudo tirón de orejas. Nada menos que 100.000 euros de multa y el compromiso de que la empresa del famoso buscador se deshará de los datos privados que han ocasionado esta tremenda sanción.
Ha sido en Francia donde le ha caído la multa a Google, que sirve para poner el punto y final a una investigación en la que, para colmo, la propia empresa fue poco colaboradora en lo que a transparencia se refiere, según las autoridades locales. La entidad que ha impuesto la sanción, la Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL), ha entendido que el proceso de escaneo de Google para la elaboración del mapeo de Street View no sólo ha servido para recabar información que coloca a la empresa en una situación de dominancia frente a la competencia, sino que además permitió a Google recopilar datos de las redes inalámbricas desprotegidas que se encontraba a su paso.
Con la imposición de esta multa, la más alta que Francia ha estipulado en un caso de estas características, se supera con creces la treintena de países que han acabado sancionando a Google por desencuentros en las prácticas que la multinacional norteamericana ha desarrollado durante la actividad de los vehículos que fotografían las ciudades que luego se pueden ver a través de la herramienta Street View.
Durante la investigación, Google alegó que la recolección de los datos procedentes de redes Wi-Fi abiertas acabó en manos de la empresa por un error, algo que pusieron en conocimiento de las autoridades galas con la intención de destruir la información recogida. Sin embargo, a pesar de que la polémica data de 2010, parece que Google todavía no se ha deshecho de esos datos, algo que tendrá que hacer en el momento en que se ejecute la multa impuesta por la CNIL.