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¿Que quieres comprar un tractor para recoger tu cosecha en Farmville? ¿Que necesitas un poco más de energí­a para construir un edificio en CityVille? Los euros ya no te sirven. Por lo menos parcialmente. Esta es la nueva realidad que pretende imponer Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, con la creación de una moneda propia. Como si fuera un paí­s con 600 millones de habitantes, la red social con más audiencia del momento ha decidido crear los Facebook Credits, unas monedas ficticias que nos servirán para comprar productos digitales. Los mismos que Facebook y sus proveedores nos ofrecen a través de aplicaciones y publicidad subliminal.


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¿Y porqué este cambio repentino? Pues lo cierto es que Facebook no está dispuesta a dejar pasar una oportunidad como ésta. Gracias a la venta de objetos virtuales como las vacas o los pollos de Farmville, los creadores de estos aplicaciones (véase Zynga) han llegado a superar en 2010 los 600 millones de euros en ingresos. Una cifra de la que Facebook no ha pellizcado ni un céntimo. El caso es que con este golpe de efecto, Mark Zuckerberg emplazará a los usuarios y a los desarrolladores a utilizar los Facebook Credits, moneda que supondrá para los desarrolladores pagar un 30% por cada venta. El peaje beneficiará a Facebook, quien a su vez tendrá que pagar a intermediarios como PayPal, Visa o Mastercard.

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Mark Zuckerberg no quiere quedar fuera de este juego. Por eso ha decidido meter cucharada y saldar cuentas con Zynga y otros proveedores que hasta ahora habí­an aprovechado esta extraordinaria plataforma para triunfar. El caso es que estos cambios empezarán a materializarse en julio. Será entonces cuando el resto de monedas virtuales dejará paso a los Facebook Credits, un sistema que promete extenderse largo y tendido a través de la Red y propagarse hacia el comercio electrónico. Está claro que Facebook no piensa quedarse quieta.

Habrá que ver cómo aceptan esta moneda los usuarios. Por ahora sabemos que los internautas son capaces de pagar hasta cuatro euros (reales) por comprarse un caballo virtual o hasta setenta por adquirir un tractor hecho de bits. Los intercambios de regalos digitales crecen sin parar y la afición por crear empresas, ciudades o granjas se ha convertido en una práctica de lo más corriente en Internet. No es de extrañar que los de Facebook hayan decidido aprovechar el tren que pasaba por su territorio. Es de ley. Y les sale a cuento.

Fotos de: Volvo Car y Laughing Squid

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