Lo que hasta ahora parecía una secuencia propia de una película de ciencia ficción, de pronto se ha hecho realidad. Google dispone de una flotilla de automóviles capaces de circular sin necesidad de intervención humana. Se trata de seis Toyota Prius y un Audi TT equipados con un programa de conducción propio de la casa, y las modificaciones de hardware pertinentes, que han recorrido más de 1600 km de forma autónoma.
Estos automóviles están totalmente robotizados, plagados de cámaras y de sensores de proximidad, que hacen una lectura de la carretera, del resto de automóviles, de los obstáculos y del paisaje, en unos 70 m a la redonda, pero del proceso de la cartografía y de las decisiones se encarga un paquete de servidores muy potentes situados en la sede de Google. El experimento ha sido posible gracias a que la compañía llegó un acuerdo con las autoridades. Los policías de carretera sabían que los coches estaban llevando a cabo el experimento, y en cada uno de los automóviles iba un conductor experto capaz de tomar el mando del vehículo ante la más mínima emergencia.
Google no es la única compañía que está investigando el tema de los automóviles robotizados. Universidades como el MIT o la Carnegie Mellon llevan años creando prototipos capaces de circular solos a base de cartografías, y haciendo lecturas de los obstáculos en la carretera. Los expertos estiman que todavía faltan al menos 8 años antes de que veamos el primero de estos automóviles circulando comercialmente. Como toda tecnología tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La ventajas, derivan del hecho de que el ordenador es capaz de reaccionar mucho más rápido que el ser humano, no bebe y no se droga ni se distrae con lo que se reduciría el número de accidentes. Por otro lado, los coches pueden conducir de forma mucho más eficiente, con lo que se ahorraría combustible y se reduciría la huella de carbono. De igual manera, al haber menos accidentes, se podrían fabricar coches más ligeros.
El inconveniente, es que por el camino el ciudadano de a pie perdería una parcela más de su intimidad. Los coches robotizados necesitan necesariamente estar en continua comunicación con centrales de proceso de datos capaces de regular el tráfico instantáneamente, y de paso ayudarán a tener cartografías y callejeros actualizados al segundo. De esta manera, los ciudadanos estarían localizados incluso cuando van en su automóvil de un lugar a otro. Para Google, es un movimiento lógico que da un mayor sentido al trabajo que ha realizado últimamente sobre cartografías de todo tipo, incluyendo Google Street View. El transporte público es uno de los primeros campos donde se aplicarían los coches sin conductor.
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