La dura competencia que hay en el campo de los sistemas operativos para móviles no sólo está motivada por la presencia del desarrollador en el mercado, sino, principalmente, por los pingí¼es baneficios que arroja para los fabricantes el tener una tienda de aplicaciones online propia. Eso hacía pensar que el usuario final tenía un gran interés por este apartado, y que era decisivo para elegir entre un smartphone o un móvil corriente. Pero nada de eso.
Una reciente encuenta revela que sólo un 18 por ciento de los usuarios de móviles inteligentes se hicieron con uno de estos cacharros por las aplicaciones. Por el contrario, un 58 por ciento de los clientes de esta tecnología se decidió por criterios más prosaicos, como la presencia de una buena cámara de fotos, una pantalla imponente, un sistema multimedia potente o un cuadro de conexiones bien equipado. Pero el estudio va más allá, e incluso revela qué aparatitos hemos dejado de usar en favor del smartphone. ¿Quienes saber cuáles?
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