Japón es uno de los países donde primero se han comercializado los televisores 3D, y donde con más entusiasmo se está acogiendo la tecnología. Por eso no resulta extraño que un grupo de fabricantes nipones de televisores estereoscópicos entre los que se cuentan Hitachi, Sharp y Toshiba haya llegado a un acuerdo con el gobierno para editar un manual educativo donde se resaltan los efectos colaterales derivados del consumo de contenidos en 3D. El manual explica entre otras cosas que las películas 3D pueden desencadenar náuseas, cansancio y mareos, y eso las buenas.
Los integrantes de este peculiar proyecto no creen que las imágenes estereoscópicas vayan a producir problemas en la mayor parte de los ciudadanos, pero se sienten obligados a explicar que hay una reducida minoría que puede experimentar sensaciones desagradables, e incluso enfermar. El manual se va a repartir en todos los cines donde se proyecten contenidos tridimensionales, así como en todas las tiendas de electrónica donde se vendan los aparatos del ramo. Entre los extraños consejos que hay en el manual, recomiendan ver las películas tridimensionales a una buena distancia, e irse acercando poco a poco si no se experimenta ningún malestar. De igual manera, se pide que si alguien no es capaz de percibir el efecto de profundidad desde el primer momento, que no se esfuerce y lo deje por imposible.
En realidad, la primera empresa en avisar de los potenciales peligros para la salud derivados del visionado de imágenes en 3D, ha sido la coreana Samsung, que inicialmente lo hizo en una página de su delegación en Australia. Los bloggers, ávidos de novedades encontraron la hoja de recomendaciones y la hicieron pública de inmediato. En ella se afirma que las imágenes 3D representan un riesgo potencial para ancianos, niños, embarazadas, y personas con enfermedades crónicas o precario estado de salud. De igual manera, afirman que puede ser peligroso ver estos contenidos para la gente bajo los efectos del alcohol o privada de sueño.
Para arreglar la cosa, los especialistas de la coreana remataban la hoja de avisos afirmando que un visionado prolongado de películas 3D podría causar confusión, nausea, desorientación e incluso convulsiones, y que no deben verse cerca de un balcón. El escándalo ha sido tan grande, que un portavoz de Samsung se ha visto obligado a reconocer que la cosa no es para tanto, pero que como existe la posibilidad de que se presenten problemas en una tecnología tan reciente y poco probada, se han sentido obligados a avisar al público. A los pocos días, el otro gigante coreano, LG, ha empezado a colocar en las cajas de sus televisores 3D avisos sobre los posibles riesgos para la salud, incluyendo que los menores de cinco años no deberían ver contenidos tridimensionales. Un ejecutivo de la compañía ha declarado que el aviso en realidad es una exención de responsabilidad impuesta por los abogados para evitar pleitos futuros.