Ha salido a la luz esta semana, después de una auditoría a las empresas que trabajan para Apple. Tres de sus proveedores emplearon a niños de quince años, en países dónde la edad mínima para trabajar está fijada en los dieciséis. Y aunque Apple dispone de un código de conducta en el que insta a los proveedores a ser responsables, la cosa se le ha escapado de las manos. Se sabe que han sido hasta once los menores de edad que han trabajado en las 102 plantas donde se ha ejecutado la auditoría, aunque a ésto hay que sumarle otras incidencias de carácter laboral que han ensuciado una vez más las relaciones de Apple.
Los proveedores auditados se dedicaban a la producción de iPhone, iPod y Mac y para ello emplearon a menores, por no hablar de todas las incidencias que además se han detectado en la cadena de producción. Por un lado, los responsables de Apple se han dado de bruces con 60 plantas en las que los trabajadores excedían con creces su legítima jornada laboral, otro tanto de plantas con empleados sin asegurar y la friolera de 24, en las que no se les pagaba el salario mínimo. A éstas evidencias, Steve Jobs, el presidente de la compañía, no ha podido hacer más que recomendar a las empresas que traten a sus empleados con el debido respeto. Y así ha quedado el asunto.
Y aunque Apple no ha querido dar los nombres de estas empresas, se sabe que ha pasado por fábricas ubicadas en China, Taiwan, Tailandia, República Checa, Filipinas, Singapur, Corea del Sur y Estados Unidos, lugares en los que ya se había pillado a otra empresa internacional empleando mano de obra infantil. El caso es que después de haber revisado plantas y plantas de producción, Apple ha cerrado sólo una, pasando de puntillas sobre todas las demás y recomendando a los trabajadores que cumplan con el código de educación.
El caso es que mientras en China puede estar trabajando un niño en lugar de ir al colegio, algunos miembros del Consejo de Administración de Apple siguen redactando pautas de buena conducta al mismo tiempo que se embolsan unos 320.000 euros anuales.
Foto de: johannes pape, Max Braun y dierk shaefer