Si te conectas habitualmente a Facebook habrás visto que hay quien se dedica a cultivar sus propios huertos virtuales, alimentar vacas suizas o a hacer feliz a unos peces. O quizás eres tú mismo, el que invierte varios minutos del día a jugar a las aplicaciones que rebosan Facebook. El problema, para algunos empresarios, es que sus empleados pierden buena parte del tiempo no sólo charlando con sus amigos a través de Facebook u otras redes sociales, sino jugando a FarmVille, CafeWorld, Pet Society, Happy Aquarium o Restaurant City, las aplicaciones más consumidas de la red social de los 350 millones de usuarios.
Y es que no hay que olvidar que dichos juegos pertenecen a las empresas privadas Zynga, Playfish, Crowdstar o Slashkey, principales beneficiadas de todo este tinglado. El caso es que han sido la Cámara de Comercio e Industria India y la consultora estadounidense Nucleus Research, las primeras en denunciar una situación que sin duda merma la productividad de los trabajadores en sus empresas. Según la Cámara India con susodichos juegos se pierde un 12,5% de la productividad, de manera que sigue siendo tan o más perjudicial para el empresario que si estos trabajadores salieran a fumar con cierta regularidad.
Seguramente por eso, el 54% de las empresas ha vetado ya el acceso a este tipo de redes sociales. Aunque algunos expertos aseguran que este tipo de distracciones despejan la mente y nos hacen más productivos a posteriori, los empresarios cada vez están más mosqueados y las empresas de Happy Aquarium o Pet Society mucho más contentas. Un mes después de salir a la palestra, ya contaban con más de 100.000 jugadores y a fecha de hoy, ya han llegado a enganchar a 60 millones de usuarios. A ésto hay que añadirle, no sólo un problema de productividad, sino un continuo despilfarro de datos privados, carne de cañón para este tipo de empresas.
Foto de : Rainbowcatz y wili hybrid
Buen artículo y una realidad. Nosotros también pensamos y valoramos vetar y filtrar el acceso a redes sociales, pero cada día más gente tiene acceso a ellas a través de sus dispositivos móviles y Smartphones. Nuestra táctica ha sido diferente, y ha dado muy buenos resultados.
Hemos contratado un software que se llama Workmeter, y que sirve para medir la productividad de un empleado frente a un PC. La propia compañía nos ha enseñado y demostrado las ventajas, y cómo hay que enfocar el futuro en las empresas. No se puede luchar contra lo inevitable, pero si concienciar al trabajador, de que es libre, sin duda, pero que tiene también unas obligaciones, y tiene que ser consciente de ello.
De este modo, se asignan unos % de productividad a cada aplicación según cada departamento, y esto recoge unos datos reales de productividad. Cada trabajador tiene un perfil, y puede consultarlo, así puede saber cuánto tiempo ha empleado en tareas no productivas (redes sociales, interrupciones, etc), y así poder regularlas por propia voluntad. A la empresa le sirve para conocer el flujo de trabajo, saber si algún departamento está saturado de trabajo (alta productividad pese a que no se finaliza el trabajo a tiempo), o tiene carencia de tareas, si todo el grupo está con baja productividad.
En resumen, hace falta un cambio de concepto a la hora de dirigir a las personas. No hay que prohibir, sino enseñar o educar en el trabajo, en la manera de realizarlo, en la gestión propia del tiempo, en dejar de estar espiando o controlando (que también se emplea el tiempo de otras personas para hacer esto, y eso merma también su productividad).
¡Hola!
Hace poco hemos lanzado un software de productividad personal. Se llama Kiply y te permite monitorizar tu actividad para conocer a qué dedicas realmente tu tiempo cuando utilizas tu ordenador.
Con Kiply registras automáticamente tu actividad en tiempo real y de forma totalmente privada. Tanto desde la web como desde la aplicación de escritorio, puedes visualizar tu actividad, crear proyectos y ver cómo evolucionas según tus objetivos.
Podéis descargar la versión de Kiply para Windows totalmente gratis a través de nuestra web kiply.com/es. ¡Decidnos qué os parece! 🙂