Uno de los elementos clave de la orografía de los centros comerciales es la constante presencia de esos guardas de seguridad que velan por la tranquilidad de los clientes de esos templos al consumo. Su vaivén constante, los chistes que se cuentan unos a otros por el walkie, y la distracción en la que se sumergen oteando algunos escaparates podrían ser imágenes de otro tiempo, al menos en Japón. El culpable sería el An9-PR, el simpático robot de seguridad fabricado por la casa nipona Alsok.
Lo primero que llama la atención del An9-PR de Alsok es lo poco amenazador de su aspecto. Rechoncho, sonriente y azul como un pitufo con indigestión de champiñón, el An9-PR recuerda más a los humanoides de los concursos de televisión que a un impasible protector del orden. Quizás se debe a que no es un guarda de seguridad al uso, sino más bien un interfaz de información útil para los servicios de seguridad del centro en el que trabaje.
La funcionalidad del An9-PR de Alsok está más orientada a la información que a la protección. Esto es algo que se deduce de la operatividad con la que ha sido dotado: dispone de tres pantallas LCD en las que proyecta rutas a seguir dentro de la superficie en la que se ubique, así como un directorio que muestra las caras de niños extraviados o publicidad de los establecimientos. La comunicación con su entorno se establece por red Wi-Fi y ha sido equipado con un programa de reconocimiento facial.
Los desplazamientos de este guarda de seguridad se llevan a cabo sobre cuatro ruedas ocultas bajo la carrocería de su diseño, y si te gusta demasiado no pienses que podrías simplemente llevártelo a cuesta: el An9-PR de Alsok pesa nada más y nada menos que 200 kilos. El fabricante tiene pensado ponerlo a la venta el próximo mes de marzo en Japón y ya se baraja un precio que supera levemente los 100.000 euros.
Vía: Engadget
