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En 1897, veí­a la luz en una revista británica la novela «El hombre invisible», de H.G. Wells. Dos siglos más tarde, cientí­ficos de la Universidad de Cornell, Nueva York y de la Universidad de California, Berkeley realizan importantes progresos en el campo de la invisibilidad. Claro que hacer imperceptible la materia a ojos humanos es, hasta la fecha, fí­sicamente imposible. Pero nadie dijo nada en contra de tomar un atajo, así­ que en lo que actualmente trabajan es en tejidos invisibles que cubran los  cuerpos para que pasen inadvertidos en el entorno.

Tanto el equipo liderado por Michael Lipson en Cornell, como el encabezado por Xiang Zhang en Berkeley se basan en una teorí­a de John Pendry. Pendry es un fí­sico inglés miembro de la prestigiosa institución Imperial College of Science and Technology de Londres. Según han comunicado de forma reciente, han conseguido fabricar tejidos invisibles. Los paños han sido confeccionados con espejos planos que reflejan la luz y cuentan con un hueco que se disimula mediante una estructura de nanopilares, un tipo de  metamaterial hecho a partir de silicona. Los objetos se ocultan en dicho hueco y pasan desapercibidos.

A muchos, semejante objeto les hará recordar la capa de invisibilidad del célebre niño mago Harry Potter, protagonista de las novelas de J. K. Rowling y de numerosos films basados en la saga; o al dispositivo de camuflaje que utilizan los Depredadores para sus cacerí­as de aliens. Pero ya se puede ver que no es cuestión de magia ni de extraterrestres, sino de ciencia. Habrá que esperar para saber qué aplicaciones tendrá en un futuro la invisibilidad. Sólo esperemos que, para variar, no sea usada para fines militares.

Ví­a: Technology Review

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