Con la cantidad de satélites orbitando alrededor del planeta, centros de investigación y observación, radares y sistemas para captar información ambiental que poseen todas las potencias mundiales… ¿cómo es posible que no pudieran predecirse con mayor antelación catástrofes como el huracán Katrina o el Tsunami asiático de 2004? Según el francés José Achache, porque cada país trabaja a su bola.
No es la respuesta de un ciudadano a pie de calle, sino del director de GEOSS, cuyas siglas inglesas se traducen como Sistema Global de Sistemas de Observación de la Tierra. Un enorme proyecto nacido en 2005 y que debe culminar en 2015 con la puesta de largo de una red mundial de información que conectará entre sí todos los sistemas de análisis mediombientales de 74 países.
Desde grandes potencias como Alemania, Estados Unidos, Francia o Gran Bretaña hasta miembros del Tercer Mundo como Algeria, Camerún o Uzbekistán. Y por supuesto, España, pues los sillones en las reuniones del GEO (en español, Grupo para las Observaciones de la Tierra) no son tan difíciles de conseguir como los de las cumbres del G-20.
El objetivo final de este proyecto consiste en conectar entre sí todos los organismos que producen este tipo de informaciones, como la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) o su equivalente europeo GMES, para adelantar la toma de decisiones en relación a catástrofes puntuales (como las citadas en el primer párrafo) y otrás más atemporales (como sin ir más lejos, el cambio climático). «Un sistema que debería haberse creado hace mucho tiempo y que es dolorosamente necesario», afirma Achache.
El director de GEOSS, que ya ocupó el mismo cargo en las agencias espaciales francesa y europea, lamenta la situación actual, en la que «estamos gastando millones cada año en sistemas de observación», pero no son aprovechados al cien por cien «debido a nuestro aproximamiento fragmentado». En otras palabras: los cimientos para esa enorme red que genere datos en tiempo real y disponibles a todas las naciones del planeta ya están construidos. Sólo queda construir un sólo edificio a raíz de ellos.
«Salvará dinero y vidas», sentencia Achache. Y ojalá que sea verdad. Porque grandes organismos internacionales como la ONU prometían ventajas igual de grandilocuentes, pero muy pocas se han cumplido. Esperemos que esta vez la historia no se repita.
Vía: Wired