Estos inventores no paran de darle al coco para sorprendernos con sus nuevos vehículos. Algunos con propuestas un poco inseguras como la plataforma voladora Vertipod, otros con más sentido común como este Evolution, que al menos ha sido creado con una finalidad concreta y real. Una especie de carricoche que puede desplazarse por tierra, mar y aire.
La idea nació del piloto, paracaidista y diseñador ruso Alexander Begak. Un hombre ingenioso al que se le ocurrió fabricar un vehículo universal que pudiera utilizarse como recurso de emergencia en un avión, o por pura diversión llegado el momento. Eso explica que sea tan ligero, pesa 60 kilos, y sólo tiene una plaza. A pesar de su aspecto, la carrocería es muy sólida. Está construido con kevlar y plásticos ultra resistentes que aguantarían grandes impactos.
El Evolution está equipado con un motor de 30 caballos que le permiten alcanzar los 160 kilómetros por hora cuando se encuentra en el aire y 80 kilómetros por hora sobre tierra firme, (con esas velocidades no sería mala idea ponerle un par de puertas). Puede volar a una altura de 4.000 metros (se aconseja no mirar abajo en esas circunstancias) y cubrir una distancia de 400 kilómetros sin repostar.
Al final, un medio de transporte muy útil para usos militares o misiones secretas. Sobre todo, porque es indetectable por los radares. En cuanto al uso civil, también está contemplado. En caso de emergencia aérea, dispone de un paracaídas que estabiliza la cabina. Y al entrar en contacto con el agua, un dispositivo inflable se activa para evitar que se hunda. Así que la seguridad parece estar garantizada, o eso es lo que aseguran los 100 valientes que ya lo han probado (según parece, con resultados satisfactorios).
Vía: Gizmodo y Bornrich